El ingeniero técnico industrial tinerfeño Benicio Alonso falleció en Santa Cruz a la edad de 82 años. Estaba enfermo desde hacía tiempo.
Fue uno de los padres de la Asociación Industrial de Canarias, Asinca, que presidió. Trabajó duramente en el REF canario y fue concejal de La Laguna, diputado autonómico y consejero del Cabildo de Tenerife, además de trabajar durante muchos años en su despacho profesional, casi hasta el último instante de su vida.
También fue consejero autonómico en la Junta de Canarias, organismo que trazó las bases de lo que sería el Gobierno de Canarias, es decir la autonomía plena, en tiempos de la UCD.
Dotado de un ácido sentido del humor, Benicio Alonso hizo muchas cosas por su tierra y era persona extremadamente inteligente. Dominaba los temas del desarrollo industrial de Canarias y era un especialista en organizaciones empresariales en la rama de la industria. Como proyectista era excelente.
Especialista en las relaciones de Canarias con Europa, Benicio Alonso puso a las islas en el continente, en el sentido de su lucha porque Canarias fuera considerada región ultra periférica, lo que se consiguió.
Además, era un convencido de que las islas tenían capacidad para producir industrialmente y a ello dedicó muchos años de su vida. Era un “echado para adelante”, en el sentido de que tenía pocos miedos cuando estaba convencido de que lo que hacía era lo correcto.
Tanto en la empresa privada –la suya— como en la cosa pública, Benicio Alonso trabajó sin desmayo por su tierra, a la que amaba profundamente. Se enfrentó con denuedo contra sus opositores y, desde el PP, nunca acató la disciplina del partido, al menos plenamente. Sus compañeros decían que “Benicio siempre hace lo que le da la gana”.
En los últimos meses había empeorado su estado de salud y finalmente se rindió a la enfermedad. Desaparece un gran patriota canario, un excelente técnico y una persona dotada de cualidades muy significadas de lealtad, sentido común y, sobre todo, mucha valentía.
Estimado y compañero Benicio
Hoy he recibido la mala noticia de tu pérdida y camino al Gran Señor
Fuiste un buen amigo, me parece estar viéndote por la mañana con tu periódico bajo el brazo e ir a la cafetería del barrio. Nos preguntábamos cómo nos encontrábamos y a por el café y a la pulguita. Acabábamos y nos deseábamos un buen día.
TE ECHARÉ DE MENOS, COMPAÑERO BENICIO, UN FUERTE ABRAZO. PRONTO NOS VEREMOS CUÁNDO DIOS ME DARÁ TU CAMINO