Sánchez, caradura mayor del Reino, ha utilizado la Abogacía del Estado—vaya papelón— para querellarse contra el magistrado Peinado, que le ha humillado haciéndolo declarar en La Moncloa. Sánchez tiene la soberbia de los iletrados, la altivez de los ignorantes, la pedantería de los malos jugadores de baloncesto y no ha tenido ni siquiera la dignidad de acudir a un abogado privado, para ahorrarse las perras, aunque me imagino que habrá alguno que se lo haga gratis.
Se ha querellado contra Peinado por “prevaricación dolosa”. Esto es, en esencia, acusar al juez de dictar una resolución injusta, a sabiendas y con intención de dañar al presidente del Gobierno. Sánchez es una miniatura de Maduro. Su estrategia es la siguiente: se querella contra Peinado y alega enemistad manifiesta del juez hacia él cuando Peinado envíe al Tribunal Supremo una exposición razonada de los hechos para que el Tribunal Supremo, presumiblemente, impute a Sánchez, porque su silencio es perturbador y porque intenta ocultar lo que sabe. Pongan ustedes el cuño a lo que digo. Este país está en una crisis permanente. Los españoles tenemos que trabajar 212 días al año para pagarle a Hacienda, o sea que no tenemos margen para el tapiño, y ahora los catalanes consiguen vía libre para la defraudación, en cuanto les cedan el cobro de los impuestos, y su disfrute por parte de la Generalidad, porque va a ser muy difícil a la Agencia Tributaria detectar los fraudes. ¿Una manera subrepticia, un reclamo, para que vuelvan las empresas, quizá? ¿Reeditamos las andanzas de los Pujoles y la Madre Superiora, paz descanse? Todo puede ser en esta España atormentada que han creado los neosociatas de Sánchez para mantenerle en el poder. Porque todo es para eso. Fíjense si son elementales los neosociatas que han lanzado la especie de una posible filtración del video grabado a Sánchez por el juez en La Moncloa. Ellos, que son –junto a sus compinches podemitas— los que han filtrado todos los videos judiciales que en España son. Que ni chiquito rostro no tienen. Lamento que no haya muchas noticias locales.
Ayer hablé con el alcalde portuense, Marco González, y me dijo que estaba a la espera de abrir Playa Jardín, porque el Cabildo no quiere reconocer que el emisario submarino que muere en la playa, en cuya desembocadura mi compañera, periodista y buceadora, Eva Fariña, encontró una dentadura postiza, lleva cinco años roto. Y que los truños que flotan en la playa vienen de ahí, no de viviendas no conectadas a la red de saneamiento. Y que el Cabildo se desentiende.
Y digo yo que si Lope Afonso gobierna en el Cabildo –es su vicepresidente– y Lope es natural del Puerto, y fue alcalde del Puerto, y Lope quiere al Puerto, pues que se ponga manos a la obra, aunque él pertenezca al PP y el alcalde sea socialista, ¿no? Arreglen de una puta vez el emisario de la mierda. Aparquemos las ideologías cuando se trata de un problema que es de todo el Puerto de la Cruz, no del PSOE, ni del PP. Todos cagan. Una ciudad dedicada por entero al turismo no puede tener esa playa abandonada a su suerte, hay que ser muy torpes para no darle una solución urgente.