La capital de Estados Unidos fue escenario de una tragedia que ha conmocionado tanto al país como a la comunidad internacional. Yaron Lischinsky, de 28 años, y Sarah Milgrim, de 26, una joven pareja vinculada a la Embajada de Israel en Washington, fueron asesinados a tiros en lo que las autoridades ya investigan como un ataque antisemita con posibles implicaciones terroristas.
El ataque se produjo en la noche del miércoles, alrededor de las 21:00 horas, cuando la pareja salía de un evento oficial en el Museo Judío de Washington. Según testigos presenciales y fuentes policiales, un hombre identificado como Elías Rodríguez, de 30 años, se aproximó a ellos y, tras gritar «¡Palestina libre!», abrió fuego con una pistola semiautomática. Ambos jóvenes murieron en el acto.
Lischinsky y Milgrim no solo compartían un profundo compromiso profesional con la diplomacia y el entendimiento intercultural, sino también una relación sentimental en pleno florecimiento. Planeaban viajar a Jerusalén en cuestión de días, donde Yaron tenía previsto pedirle matrimonio a Sarah.
Según el embajador israelí en Estados Unidos, Yechiel Leiter, Yaron ya había comprado el anillo de compromiso. «Estaban llenos de sueños, de amor, de vida. Es una pérdida devastadora, tanto personal como simbólica», declaró con la voz entrecortada durante una rueda de prensa.
Yaron, de nacionalidad israelí y nacido en Alemania, era asistente de investigación en el Departamento de Política Exterior de la embajada. Sarah, estadounidense con ascendencia judía, coordinaba programas de cooperación en la región de Oriente Medio, promoviendo el diálogo entre jóvenes israelíes y palestinos.
Elias Rodríguez fue detenido en el lugar de los hechos sin oponer resistencia. Las primeras investigaciones indican que no tenía antecedentes penales ni conexiones conocidas con grupos radicales, pero su historial digital revela consumo reciente de contenido extremista en redes sociales, particularmente relacionado con teorías conspirativas sobre Israel.
El FBI, junto al Departamento de Seguridad Nacional, ha clasificado el hecho como un posible «acto de terrorismo doméstico de motivación ideológica» y se investiga bajo esa línea. La Casa Blanca, por su parte, ha condenado rotundamente el crimen y prometido «una respuesta enérgica».
Este ataque se produce en un contexto de aumento alarmante de los actos antisemitas en Estados Unidos, exacerbados por la polarización política, la guerra en Gaza y una oleada global de desinformación. Solo en 2024, la Liga Antidifamación registró más de 3.000 incidentes antisemitas en el país, el número más alto desde que comenzaron los registros.
En el ámbito internacional, el asesinato ha generado reacciones contundentes. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, exigió una investigación “rápida y exhaustiva”, mientras que líderes europeos y latinoamericanos expresaron su solidaridad con las víctimas.
Los cuerpos de Yaron y Sarah serán repatriados a Israel, donde se espera que sean enterrados en un funeral conjunto con honores de Estado. En Washington, se ha convocado una vigilia frente al Museo Judío, donde miles de personas ya han depositado flores, velas y mensajes de condolencia.
La comunidad diplomática en D.C. ha decretado un día de luto y se han suspendido temporalmente varias actividades oficiales en señal de duelo.