Felipe VI ha aludido, elogiosamente, al espíritu de la Transición de su país, “que está en los libros de historia”, en una advertencia a quienes quieren precisamente, aquí en España, derribar ese espíritu con latigazos totalitarios. A Sánchez se le estarían poniendo las orejas tiesas.
Esta alusión la ha hecho durante una cena ofrecida por el presidente Sergio Mattarella al monarca y a su séquito, en el palacio de El Quirinal, con unos 200 invitados presentes, entre ellos los más altos cargos de la República Italiana.
Una hija de Mattarella hace de primera dama del presidente italiano, un veterano jurista de 83 años, ex juez del Tribunal Constitucional de su país, que se desempeña como presidente de la República Italiana desde 2015.
Don Felipe se refirió a Mattarella como “carissimo presidente” y dijo en el discurso que Italia y España han tenido procesos parecidos y que la Transición ha forjado “la España de nuestros días”.
“Somos Mediterráneo, somos Europa”, añadió don Felipe, refiriéndose al irrenunciable proyecto europeo de su país. Por la mañana, ante 500 diputados y senadores, el monarca había dicho que existe (en el mundo) “un peligroso desplazamiento hacia algo incierto y nada luminoso”, refiriéndose a la tendencia de algunos países a asumir regímenes totalitarios, en los que no impera la democracia.
Los italianos, especialmente el propio presidente de la República y su primera ministra Giorgia Meloni, han demostrado su cariño a España y a su jefe del Estado, en un viaje que ha tenido algunos fallos diplomáticos a causa de la extraña actuación del ministro de Exteriores, Albares, que en vez de ejercer como diplomático parece más dedicado a armar líos y a mantener controversias con la propia Casa Real.
Los 500 parlamentarios han recibido y despedido a don Felipe con muchos aplausos, tanto al comienzo como al final de su discurso, centrado en las trayectorias parecidas de España e Italia y a los peligros que acechan al mundo en estos momentos.
Fue un discurso de líder, indiscutiblemente, bien escrito, leído pausadamente y con guiños a la amistad que mantienen tradicionalmente los dos países. Un sonriente Antonio Tajani, un enamorado de España, actual vicepresidente del Consejo de Ministros y ex líder europeo, asentía escuchando las palabras del monarca.
El viaje de los reyes a Italia ha sido un éxito y no hace sino confirmar la sintonía que las dos naciones han mantenido a lo largo de la historia moderna, con tantos avatares comunes en sus historias respectivas.
