Biden se despide de la carrera electoral con un discurso decepcionante

Lo más importante que dijo Biden, anoche, desde el despacho oval de la Casa Blanca, es que no dijo nada. Yo creo que el discurso estaba grabado, porque el aún presidente está peor de lo que pensamos. Dijo que es más importante el país que la persona y que es la hora de pasar la antorcha a las nuevas generaciones. Hizo un guiño a Kamala Harris, a quien ya dio como candidata y en realidad no ha sido refrendada oficialmente por la Convención Demócrata. Añadió que la democracia había que defenderla unidos, hizo un elogio a su política de salud e indicó que Estados Unidos vive el mejor periodo de seguridad en 50 años. Sólo obviedades, cuando han intentado asesinar a un candidato y ha tenido que dimitir la jefa del Servicio Secreto. Se enorgulleció de haber nombrado una mujer negra para el Tribunal Supremo y de apoyar a otra mujer negra para la presidencia de los Estados Unidos. Dijo que liberaría a los rehenes israelíes de Hamás y que pararía la guerra de Gaza y que seguiría trabajando estos seis meses por el país. Se refirió a la libertad de las mujeres para decidir (el aborto) y añadió que hay que proteger a “nuestros hijos” de la violencia armada. Cuando más se notó que la intervención fue grabada fue precisamente al final, aunque podría deberse también a fallos en la transmisión. Yo no lo creo. Indicó que mantendría fuerte a la OTAN y también reforzará el papel de los aliados de los Estados Unidos en el Pacífico. “Los americanos somos buena gente”, indicó, “y cuando accedí al cargo les prometí decir siempre la verdad y es lo que hago”. Fue un discurso tremendamente plano, en el que añadió que los Estados Unidos seguirían liderando el mundo libre. Nada que no se sepa. Un discurso, al menos, decepcionante.