Lo ha anunciado hoy el monaguillo Bolaños, con la ilusión de ascender a sochantre. El Gobierno prepara otra ley contra la libertad de expresión, modificando la de 1984 de la UCD: denunciará presuntos bulos en las redes (los que, a su juicio lo sean), colapsará los juzgados, en su caso, y el país será condenado al silencio. Los medios grandes ya están controlados con las subvenciones. Ahora les toca a los más pequeños y a los particulares con más de 100.000 seguidores, que serán perseguidos con saña. Hay que salvar a la soldado Begoña Gómez, porque papá Sánchez no puede soportar las críticas contra su mujer. Lo malo es que a los Frankenstein se les puede virar la cosa y si aprueban la norma ésta se puede volver contra ellos mismos. Así que no se sabe si Sánchez podrá conseguir los 176 votos que no logra para sacar adelante los presupuestos, al menos de momento. Sánchez no tiene pudor alguno para dictar normas a su favor, así que ya hallará la manera. Mientras tanto, la Bego volverá a entrar en el juzgado del magistrado Peinado por la puerta falsa, veinte furgones, o los que hagan falta, le enviará Marlasca para escoltarla y ya estamos haciendo distingos entre españoles. Porque, que se sepa, la seña Begoña es una ciudadana de a pie y una presunta delincuente, investigada por cuatro delitos graves, que conllevan prisión. La obsesión de Sánchez contra la prensa libre sólo es equivalente a la que siente con Isabel Díaz Ayuso, que es su bestia negra, la mujer que lo saca de quicio, a la que ya rodea, como los indios a las caravanas de colonos, con la investigación de Hacienda a su novio. Aquí todos los de arriba son iguales. Montoro, el gremlin del PP, enviaba a los inspectores de la Agencia Tributaria a los periodistas molestos. Panda de inmorales y de golfos estos políticos que usan su cargo para protegerse, a los abogados del Estado para defenderse y cuando hay una desgracia y le tiran una escoba, salir corriendo como comadrejas, como almas que lleva el diablo. Sánchez es una desgracia nacional, pero hay mucha gente que no lo entiende. Como logre aprobar los presupuestos tendremos Sánchez para dos años más y eso sería una dolencia grave para España entera. Por cierto, ¿qué ocurre con los jefes de Estado extranjeros que ya no visitan nuestro país? El año que termina ni los reyes estuvieron en Notre Dame, ni vino a España ningún jefe de Estado, al menos que yo recuerde. A lo mejor se me escapa uno, no he tirado de Internet. Que aprenda también el monarca de cómo lo trataron en Italia a él y a su mujer. A cuerpo de ídem. Que venda más la llamada y vituperada marca España.
miércoles, 18 junio,2025
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