Ya no es la tierra de las flores, de la luz y del amor

Dice el himno de Valencia que esta región española es la tierra de las flores, de la luz y del amor. Lo cantaba Luis Mariano, aquel tenor de Irún que fue más conocido en Francia que en España y que tenía una voz prodigiosa. Valencia ha dejado de serlo porque una DANA ha acabado con sus pueblos, con sus flores y hasta con el amor a las cosas bellas de la Naturaleza que el valenciano ha disfrutado durante muchísimos años. Hoy se ven pueblos devastados, inundados, más de 300 desaparecidos que probablemente no volverán y más de 200 muertos confirmados, a causa de una tragedia que no sé si podría haberse evitado, primero, de estar la gente educada para ello, segundo, por no haber sido alertada a tiempo, tercero, por la ligereza con que a veces nos tomamos los avisos de emergencia, que son serios y que no son gratuitos. Y por muchas cosas más. Ahora, Gobierno y oposición, como es tradicional, se echan las culpas de no haber actuado a tiempo. Sánchez ha ido a prometer, pero todo el mundo sabe que Sánchez no cumple nada de lo que promete. Lo ha demostrado a lo largo y ancho de su excesivo mandato. No es que su oponente sea un dechado de virtudes, ni de simpatía, pero es lo que hay. Sánchez está agobiado, no le puede prestar mucho tiempo a Valencia, acosado como se encuentra por los escándalos de corrupción. Sánchez es una caricatura de gobernante, su familia es un desastre, algunos de sus altos cargos parece que trincan y algún periódico habla ya de que España se parece a un Estado fallido. Qué tristeza, ¿no?, que haya ocurrido todo esto, mientras el felón de La Moncloa se había ido a la India con el único motivo de alejarse del foco mediático y para retirar de él también a su Pichona. Esto no tiene remedio. Pero Valencia ya no es la tierra de las flores, de la luz y del amor.