Socialistas idiotas

Quizá a los encargados de partir el año en TVE, como su amado líder no cree en la Navidad, se les ocurra el año que viene quemar un convento para celebrar el nuevo año. No aprenden de los errores del pasado. Todos los que asesinaron curas y violaron monjas, ahora que se recuerda tanto la guerra civil, acabaron como acabaron. Porque quienes dieron origen a la contienda entre españoles fueron ellos, no fue Franco. Franco vino después. Las atrocidades cometidas en los periodos oscuros de la II República dieron lugar a las otras atrocidades en los periodos oscuros de la dictadura. La derecha española está tan legitimada como la izquierda para celebrar otros 100 actos que hagan olvidar los horrores de la República. Si hubiera sido un partido de fútbol –fue algo más dramático, desde luego—, el resultado debió ser un empate. La Memoria Histórica Unilateral la inventó Zapatero para recordar a su abuelo, pero los otros también tienen algo que recordar. Yo, por ejemplo, tengo que recordar a un tío mío de 16 años, Andrés, al que mató un obús republicano que cayó en el perol de la comida cuando iba a recibir su rancho. Era falangista y era un niño. No le dio tiempo de disparar un tiro. ¿Qué pasa, que sólo valen unos muertos y los otros no? ¿Y para qué los resucitan ahora, para hacer daño al país, para desviar la atención de la corrupción socialista, para proteger a Sánchez y a su sagrada familia, parte de la cual está señalada como presuntos delincuentes? Los socialistas demuestran su idiotez convirtiendo a Radiotelevisión Española en la máquina de propaganda de Goebbels y faltando a la religión católica, permitiendo a la ancha y corta Lalachús profanar una imagen religiosa. ¿Qué necesidad tenían de ello? A lo mejor la gracia sigue; así empezó todo, cuando los socialistas y sus amigos los comunistas y anarquistas mataron al primer cura y violaron a la primera monja en los años peores de la República. Luego, cuando llegó maestro Paco con las rebajas, se escondieron y huyeron como huyó Sánchez de Paiporta, cuando casi le cae encima un palo del escobillón de la doña. Respeten, coño, gilipollas, y pónganse a trabajar y dejen de mamar ya, que yo estoy hasta los cojones de pagar impuestos para que ustedes disfruten de mi trabajo. Pedazo de cabrones. Despenaliza lo de cabrones también, Bolaños.