Música para el desconcierto catalán

Dice un viejo adagio que se puede engañar a alguien mucho tiempo; se puede engañar a muchos algún tiempo; pero es imposible engañar a todos todo el tiempo. Viene esto a cuento porque para encumbrar a Salva Illa a la Presidencia de la Generalitat, el Gobierno del PSOE ha mentido a los catalanes de Esquerra, a los de Junts y al resto de los españoles, mientras que los de Puigdemont acusan a los de Esquerra de haber mentido a los catalanes sobre el contenido real de lo  firmado con el Gobierno respecto al concierto económico, a la financiación singular, que son algunos de los nombres que le han dado al engendro que han perpetrado en un ejercicio  sublime de insolidaridad contra el resto de las autonomías.

Que el PSOE mienta a los catalanes, es problema de ellos que se crean lo que les diga el gran fabulador del Reino y sus adláteres; que se mientan entre ellos, sigue siendo igualmente su problema; lo que es un inconveniente para el resto de los españoles de a pie es que no sabemos, qué hay de verdad entre lo que el Gobierno  nos ha contado a todos y lo que les ha dicho  los catalanes en la intimidad.

Viene esto a cuento, porque en estos días la vice Mari Chus, esa que dice Chaves que se parece a Lina Morgan en la obra “La tonta del bote”, está diciendo, urbi et orbe, que no se trata de una financiación singular, sino de “profundizar en la autonomía de Cataluña”, mientras que los inspectores de Hacienda dicen, alarmados, y hasta parece que cabreados, que lo que está previsto por el Gobierno dificultará el control del fraude fiscal. Recordemos que los catalanes son expertos en fraude fiscal, Pujol, Artur Mas, dos ex presidentes autonómicos han sido condenados por ello.

Al mismo tiempo, en Esquerra replican que si no se les da el control total de la pasta, “autonomía financiera”, Sánchez se tendrá que buscar otros apoyos parlamentarios o convocar elecciones. No nos caerá esa breva.

¿Quién dice la verdad y quien miente? Entendemos que mienten todos los actores de este bufo vodevil. Pero es posible que nunca lo lleguemos a saber. Lo que sí sabemos desde ya es quién va a quedar más jodido. Si se mira en el espejo, lo verá, usted, yo y nosotros, todos los que pagamos impuestos, que nos los irán subiendo con calzador los directos, y sobre todo los indirectos, para financiar uno más de los dislates de este Gobierno “progresista” y para que el señorito del cortijo pueda seguir ocupando La Mareta, viajar en jet del Ejército del Aire con sus colegas y amiguetes y hacer de La Moncloa un bussines center familiar.

No conocemos la letra del concierto, pero la música no suena bien, y lo que suena peor es tener que soportar un Gobierno que ni en su conjunto ni en sus individualidades tiene ningún tipo de principios. Es decir, que carece de ellos. No es lo de Groucho cuando decía “si no le gustan mis principios, tengo otros”. No, estos personajes que viven del erario público, de usted y de mí, no tienen otros. Sencillamente ni tienen ni los han conocido.

Viene al  caso y permítanme la cita un poco larga del emperador Marco Aurelio, muchos siglos ha, cuando dijo: “¿Qué es un principio? Es, literalmente, lo que está en primer lugar, en la base; en el caso que nos ocupa, todo aquello que orienta nuestros actos, sin lo cual no dispondremos de orientación alguna. Por lo tanto, si un principio es verdaderamente un principio, no puede ser algo vacilante, mutable, que cambie en función del tiempo y de los hombres: debe ser sólido y, en ese sentido objetivo, válido para siempre y para todos, universal.”.

Está más que claro que Sánchez, Sor Bolaños o Salva Illa no han leído nunca a Marco Aurelio.