“Menas, Juegos y Elecciones”

Ser “políticamente correcto” es mucho más importante que ser correcto y objetivo; no herir sensibilidades es necesario si quieres pasar desapercibido; tiempos convulsos de falsedad latente y de silencios que ahogan.

En una semana en la que nos intentan hacer creer que vienen embarcaciones llenas de mujeres y niños indefensos, que venir vendrán, es evidente, pero no en el porcentaje que nos quieren hacer ver; cuando un presidente de una Comunidad nos habla de la precariedad del país africano, teniendo a su comunidad con unos de los mayores porcentajes de pobreza, mientras en el Parlamento, cámara representativa de la asamblea legislativa, donde se reúnen nuestros representantes, se vota por unanimidad la subida del sueldo de sus diputados en un diez por ciento, cantidad nada despreciable, y que podrían donar en favor de aquélla pobreza a la que alude de sus vecinos; entonces el pensamiento se atrofia y la fe en el ser humano se ahoga un poco más

Llega uno a indignarse ante tanta demagogia y tanta desfachatez y buscando algo de paz y cordura enciendes la televisión, esa que te deja tonto, intentando emular aquella libertad, igualdad y fraternidad de la Revolución Francesa, y lo primero que vez en la inauguración de aquellos Juegos Olímpicos que nos acompañan desde el siglo VIII a.C, símbolo de competitividad y de unión, son sus anillos compuestos por cinco aros entrelazados de colores azul, negro, rojo, amarillo y verde, que se remontan a 1913, que son izados al revés, y piensas: “pequeño fallo, nada que temer.”

Continúa al espectáculo dantesco, cuya dirección ha llevado un tal Thomas Jolly, cuyos espectáculos son conocidos por romper con los “moldes”, con lo que se espera, y es evidente que lo ha logrado; rompe con el espíritu de sus antepasados, con la unión, con la igualdad, la competitividad, la fraternidad y la libertad, y su espectáculo se convierte en un ataque a todo lo que es nuestra cultura occidental; se les llega a robar a los deportistas la posibilidad de ir unidos mundialmente por el Sena, y que prevalezcan los valores deportivos tan necesarios hoy. Y se nos muestra una obra cuyo descalabro ha sido tal que ha desparecido de la página oficial de los Juegos Olímpicos el video de la Ceremonia de Apertura.

Y cuando por fin llega el domingo, ese día que es de descanso, de paz y armonía, nos vemos a todo un pueblo haciendo colas y luchando por entrar a sus país a hacer valer sus derechos, a levantar la voz contra lo que lo oprime, a gritar por su tan ansiada libertad; se habla de pucherazos y de amaños en unas elecciones representativas de lo que ha sido un pueblo; y desde el otro lado del Atlántico miramos su espejo y ponemos todas nuestras fuerzas en que lo logren, porque desde aquí, parecemos el espejo en el que se miran.