El Ejército de Israel ha dedicado cariñosamente unos disparos ensordecedores y unos kilos de gas lacrimógeno a un convoy presuntamente humanitario e investigador de los derechos humanos, en Gaza o por ahí. En el convoy figuraba la conocida dirigente anti desahucios, Ada Colau, por desgracia para Barcelona que fuera alcaldesa de la ciudad, como es habitual de rebote. Le acompañaba un eurodiputado de Sumar, un tal Jaume Asens, que asimismo resultó ensordecido. No se sabe qué pintaban esos dos allí, aunque parece que formaban parte de un convoy palestino de ayuda a Gaza, aunque otras versiones apuntan que estaban en la recogida de la aceituna, no sé si como temporeros o como fijos, que allí las leyes laborales o no existen o son muy laxas. Lo digo con conocimiento de causa porque la zona me la conozco bastante bien. Sorda Colau y sordo el otro, lo recomendable para ellos y otros valientes es no andar por la zona de Gaza, en plena actuación de las tropas israelíes que, en defensa de su país, no tienen piedad con el enemigo. Y, claro, te infiltras en las comitivas palestinas y corres el riesgo de que te confundan con la gente de Hamás, que son bastante hijos de puta, y de que te disparen. Menos mal que sólo dispararon balas ensordecedoras y gas picón, porque a veces tiran con balas de verdad, por cierto de fabricación española, proyectiles que tienen muy mala leche. Y yo no soy nadie para dar consejos, pero a Colau le digo que es mejor que no se meta en conflictos ajenos, y al otro también. Aunque debo alabar el espíritu colaborador con los afectados por lo de Gaza, que es una guerra, y, como todas las guerras, también una tragedia para la población civil. Pero recuerden Colau, y el otro, que en el lugar actúan tres organizaciones consideradas como terroristas: Hamás (en Gaza), Hizbulá (en el Líbano) y Al Fatah (en Cisjordania). Hay que preguntar antes de ir.
martes, 29 abril,2025
