Una jueza, Candela Montes (Candela Peña, tres Goyas en su carrera), llega a El Hierro, la más occidental de las Islas Canarias, con un hijo con parálisis cerebral. Y con lo primero que se topa es con el asesinato de un joven traficante herreño la víspera de su boda, un crimen que debe resolver, con la ayuda de la Guardia Civil.
Utilizando métodos tan heterodoxos como su comportamiento en la vida, la jueza Candela resuelve el crimen, curiosamente ayudado por un sospechoso inocente: el empresario Díaz, encarnado por el actor argentino Darío Grandinetti.
Son muchos minutos de televisión, estrenados en su día en la plataforma Movistar+, para retratar, con crudeza y brillantez, el surrealismo de una isla mágica.
Se habla canario en la serie, en la que brilla la actriz grancanaria Mónica López, en el papel de Reyes, una agente de la Guardia Civil, herreña de nacimiento en la trama.
La primera temporada de la serie (2019) consta de ocho capítulos de 50 minutos y la segunda de seis capítulos de 50 minutos y se pueden ver enteras, de nuevo, en la mencionada plataforma. La fotografía es excepcional y el guion (de Pepe Coira) te atrapa. Se trata de una producción franco española que al parecer rechazó Antena 3, y que está llamada al éxito –ya pide una segunda temporada—, dirigida por Jorge Coira, con la colaboración de otros actores canarios, como Antonia Sanjuán –premio Taburiente de Diario de Avisos–en el papel de la traficante Samir.
No sé si la jueza Montes llega a entender la filosofía de la Bajada de la Virgen de los Reyes desde La Dehesa hasta Valverde. Seguramente, a estas alturas, sí. La serie es también un homenaje a la labor callada, abnegada y constante de una jueza aislada del mundo, que debe resolver un caso difícil, en medio del silencio de todos.
Porque El Hierro es un lugar en donde las noticias se conocen, de punta a punta, al minuto de producirse y en la que cuando convienen los silencios, se mantienen. La jueza vive un verdadero infierno grande en un pueblo chico, un refrán que es también una verdad como un templo.
Suenan los tambores de la Bajada y Candela pretende hasta parar el mundo, o sea la propia Bajada, que es el mundo herreño, para resolver un segundo crimen: el de una agente de la Guardia Civil (la citada Reyes), que ella mismo ha colocado en la Brigada de Información.
No voy a destriparles el desenlace, que tiene un final inesperado. El guion te atrapa –vi la serie de un tirón, muchas horas ante el televisor; la producción es de Movistar+, Portocarbo, Atlantic Productions y Arte France. La serie está acogida a los beneficios fiscales del cine hecho en Canarias, que tanto bueno está trayendo a las islas, sobre todo en promoción de una tierra que vive del turismo.
La serie está rodada en escenarios naturales de El Hierro y parte de los interiores en Gran Canaria. Se estrenó, como he dicho, en 2019, y ya está pidiendo a gritos una tercera temporada. El guion da para mucho más y, sobre todo, el rodaje está lleno de ritmo. No decae la acción, consigue una alteración permanente de los sentidos. Ya se sabe que el gran problema de estas series, aunque sean cortas, es eso, el poco ritmo y la tendencia a la lentitud. Esta no. Todo lo contrario.
Grandinetti, actor rosarino, ganador de un premio Emmy Internacional, hace un papelón como Díaz, un narco ya condenado anteriormente por homicidio y a quien todo el mundo señala como el asesino. Pero Candela Montes, la jueza, aplica la ley, lo deja en libertad con medidas cautelares, ante el cabreo del fiscal que tiene prisa por regresar a Tenerife, y el sospechoso le ayuda a resolver el crimen, creando entre ellos una extraña complicidad. Tan posible como que todo sucede en El Hierro.
En medio del thriller, un juicio aún más surrealista sobre una cuestión de grupos de bailarines en la anterior Bajada. Tan surrealista como potencialmente real. Unos se acusan a otros de no haber actuado con la diligencia y brillantez que la Virgen de los Reyes merece, en un juzgado atiborrado y en una vista en la que se dicen verdaderos disparates. Interesa en El Hierro más este pleito que quién mató a Fran y a la guardia asesinada. Todo absolutamente real.
Me encantó, en su día, la serie. Yo viví muchos años en El Hierro, conozco la isla como el que más y sé lo que pasa allí. El guion ha captado la idiosincrasia del canario en una isla menor y es tal real como la vida misma. Creo que habrá tercera temporada, no sólo reposición. Lo merecemos todos. Incluso los televidentes.