Ayer hablábamos de las urgencias del Hospital Universitario de Canarias. Ante la apatía de las autoridades tinerfeñas, al HUC se lo están cargando entre todos desde hace años y con él la Facultad de Medicina de la Universidad de La Laguna.
Frente a la potenciación de grandes hospitales como el Doctor Negrín, de Las Palmas, al que le concedieron en su día los trasplantes de corazón y de pulmón, con gran éxito, y que continúa realizando trasplantes renales, el HUC, pionero en los trasplantes en España, ya no realiza apenas trasplantes pancreáticos –dos en un año–, aunque sí continúa con los renales.
Los sanitarios son excelentes, pero están desbordados. El HUC es el hospital con menos sanitarios por cama de toda España, está mal dirigido y peor gestionado y la Facultad de Medicina, que es una hijuela del Hospital, se encuentra hoy con muy pocos profesores titulares, sin catedráticos y con un nivel de enseñanza muy cuestionable.
Los mejores médicos del HUC se han marchado a otros hospitales y los que quedan son sometidos a un “edadismo” insoportable. Desde que llegan a una determinada edad son apartados de sus puestos, en nombre de una inapropiada jubilación.
¿Dónde está aquel Hospital de los Guirao, Javier Parache, Agreda, González Feria, Alarcó, Bañares, González Hermoso, Boada, José Carlos Alberto y tanta gente más, que dieron fama y prestigio a la medicina en Canarias? El HUC es un esperpento y no extraña nada ya lo que contábamos ayer: un enfermo que sufrió un ictus permaneció sentado cuatro horas en una silla, en urgencias, sin que nadie lo atendiera, porque el personal estaba desbordado, las camillas se agolpan en los pasillos y no hay camas para pasarlos a planta.
La dirección médica del HUC es un completo desastre y los nuevos dirigentes políticos ni siquiera han sido capaces de sustituir al director médico, que sigue en el cargo. No hablo de la gerencia, porque todavía no ha tenido tiempo el nuevo gerente de demostrar, siquiera, que sirve para algo.
Salvo en todo momento al personal sanitario, que es excelente, pero que no encuentran ni incentivos, ni respuesta organizativa a sus demandas. Si las urgencias siguen así no es de extrañar un colapso del HUC en pocos meses. Y atiende a pacientes de media isla, vistos los fracasos lamentables de los hospitales comarcales, que no cumplen con su función primigenia de alivio de los dos grandes hospitales.
Los sindicatos deberían mostrarse más activos en sus demandas y las quejas de pacientes se amontonan en el despacho de la defensora del pueblo, Dolores Padrón. Y eso que nuestra gente se queja poco para lo que sufre.
La Consejería de Sanidad siempre ha tenido en su punto de mira al HUC, en beneficio de dos hospitales; primero, el Doctor Negrín, en Las Palmas, que se lleva todo, y las migajas se las ofrecen al Hospital Universitario de La Candelaria, en Tenerife. Un completo desastre.
El único que puede solucionar este asunto es el presidente del Gobierno, Fernando Clavijo. El comité de seguimiento Universidad/HUC-Consejería llevaba dos años sin reunirse para convocar las plazas vinculadas a la Facultad. Se ha abandonado la enseñanza de una manera flagrante, no hay profesores y ahora quieren solucionarlo colocando a doctores sin oposición a impartir clases en la facultad, pagándoles una miseria. Nadie quiere ir y los que aceptan los puestos de profesores no tienen nivel, hablando en términos generales.
Las instalaciones de la facultad dejan mucho que desear. Los alumnos dan clase bajo techos que contienen asbestos, sustancia cancerígena adherida a las planchas de uralita. Nadie quiere reconocerlo y tampoco poner remedio a la situación, que puede llegar también a ser caótica.