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El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha visto frustrada su gira institucional por Oriente Próximo después de que el Gobierno israelí le revocara a última hora el visado de entrada, pese a que inicialmente fue aprobado. La razón: su posicionamiento público a favor del boicot a Israel. El veto ha sido formal y específico, excluyendo solo al alcalde, ya que el resto de la delegación disponía de los permisos correspondientes.
Según fuentes del Ministerio del Interior israelí este veto responde a la decisión del Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Collboni, de romper formalmente sus relaciones institucionales con Israel. Entre otras medidas adoptadas en mayo, se incluyó la suspensión del hermanamiento con Tel Aviv, como protesta por las actuaciones israelíes en Gaza. El Ejecutivo israelí lo ha calificado como una política sistemáticamente hostil, y ha advertido: “Boicotear a Israel tiene consecuencias”.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, liderado por José Manuel Albares, expresó su protesta formal ante las autoridades israelíes, aunque no se han precisado los canales diplomáticos empleados ni el contenido específico de la queja. Desde Madrid, subrayan que era un viaje institucional planeado con cautela y aprobado inicialmente, lo que añade gravedad a la revocación inesperada del visado.
El alcalde ha calificado la medida como un «acto hostil» y una agresión a la diplomacia. En redes sociales denunció que el veto busca aislar al pueblo palestino y silenciar la violación de sus derechos humanos. Sin embargo, subrayó que la medida solo refuerza su determinación de seguir trabajando “incansablemente por la paz, la justicia y el reconocimiento de los derechos del pueblo palestino”.
