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viernes, octubre 11, 2024

Saca el whisky, cheli, para el personal

Se sabe ahora que fue el Sebin, los servicios secretos de Maduro, los que torturan a inocentes, camuflados de acompañantes de los Rodríguez, los que entraron en la Embajada de España en Caracas y tomaron fotos, grabaron y filmaron la reunión entre Delcy y su hermano con Edmundo Rodríguez y con el embajador de España, Ramón Santos, de culichichi.

Está en las fotos, no lo puede negar. Con una sudadera con capucha, como los indigentes de la esquina, en vez de como un embajador que se precie. El PSOE y la elegancia están reñidos. Aunque para el condumio y el bebumio, no, porque el embajador obsequió a los dos “Delcys” con whisky Chivas de 12 años, un artículo normalito en Venezuela, y con chocolatinas de la Colonia Tovar. Delcy traga más que su hermano, según me cuentan.

Algunos funcionarios de la Embajada, mejor, de la residencia del embajador, críticos con el régimen madurista, no daban crédito a lo que estaban viendo. Y ahora Albares pone el grito en el cielo por la irrupción de los agentes (a los que no se reconocen como tales) en territorio español en Venezuela, como es una legación diplomática y también es la residencia de su embajador.

Las fotos de la ignominia, de la coacción del Gobierno de Venezuela a González Urrutia, con el embajador español como testigo, están ya en la prensa de todo el mundo. Una auténtica vergüenza. Venezuela puso el hisopo y España el agua bendita. Al fondo de una de las fotos puede verse la piscina del embajador español. A lo mejor por eso vestía sudadera y no chaqueta y corbata, como mandan los cánones de la diplomacia.

González Pons, del PP, dice que España ha participado en el golpe de Estado de Maduro. Bueno, directamente, no, pero permitiendo a Zapatero hacer lo que hace y actuando de esa forma nuestro embajador en la coacción a González Urrutia (lo hubieran matado a él, al ganador de las elecciones, y a su familia si se queda en Caracas), pues un poco sí. O un mucho.

El propio Gobierno español simula ahora un cabreo por la propagación de las fotos, el texto y los audios de la coacción, que ya están por todo el mundo. No hay Estado que baje tanto la cabeza como España: la ha bajado con terroristas (Bildu), con separatistas (catalanes y vascos), etcétera, con tal de que Sánchez se quede en la Moncloa, porque el autócrata ya no puede vivir sin los oropeles de palacio.

Nunca habíamos caído tan bajo. El episodio venezolano es uno más, junto con las maletas llenas de dólares de Delcy en Barajas, de la decadencia de España con este hombre desalmado en el poder. ¿Hasta cuándo? Las urnas son las que deciden aquí, no como en el país amigo de Sánchez y de Zapatero. Saca el whisky, cheli, para el personal. La fiesta todavía no ha terminado.

Joaquín Soto
Joaquín Soto
Colaborador de elburgado.com

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