Lo que nos cuesta el pelado de Sánchez

Un pelado –corte de pelo, en godo— de Sánchez nos cuesta a los españoles 153,9 euros, si es en la Comunidad de Madrid, y 246,77 euros si es fuera de Madrid. El ministro Bolaños, que se incluye en el lote, debería pagar más porque tiene la cabeza mucho más grande que la de Sánchez. El contrato para este menester, y el de maquillar a las ministras y ministros, y luego desmaquillarlos, se ha firmado ya y nos costará a los españoles 41.810,1 euros. Lo cuenta El Debate, que fue fundado por un cardenal –Herrera Oria— y que por tanto no puede mentir. Así que para mí es palabrita del Niño Jesús. El cabezorro de Pedro Sánchez lo pelan a nuestra costa también, sólo falta que le paguemos los chicles y las fundas de la almohada. Que supongo que estarán incluidos en el presupuesto de La Moncloa, que no desperdicia detalle. Los Presupuestos Generales del Estado no se aprueban, pero los de las viandas del Falcon, incluido el caviar, y los de los peluqueros del Gobierno, esto está hecho. El contrato del maquillaje y el corte de pelo y peinado de Sánchez y Cía ha sido suscrito con la empresa Ovejero Sequeiro, de Cáceres. Menos mal que no procede de Badajoz, en cuya Diputación cobra sin ir ni dar golpe el hermanísimo, David Azagra/Sánchez. Ahora, me parece barato si un tío desde Cáceres, con un maletín de barbero, tiene que ir a Madrid cada vez que Sánchez se despeina, por 153,9 euros. Es hasta tirado de precio, por lo que el Tribunal de Cuentas no va a cuestionar las tarifas. Yo no entiendo muy bien este contrato pero lo acabo de leer en El Debate y esto va a misa. La que está despeinada debe ser Yolanda, que ha cogido, en bikini, todos los vientos de a terra nostra. Luce cuerpazo la ministra, no crean, y sus fotos están rulando por ahí que es un primor. A mí me parece una mujer atractiva, no es por nada, a pesar de su perfil de pájaro tucán. Pero mola lo del peinado de Sánchez. Si Servando, mi barbero de toda la vida, hijo de Ignacio, el barbero de mi padre, levantara la cabeza, yo que pagaba 25 pesetas por un corte de pelo de recluta que daba gusto, se volvía a meter en la tumba. Servando se valía de un ayudante, Manolo el Cabezón, que tenía la cabeza tan grande que Ovejero Sequeiro no lo pelaría ni por 500 euros. Cuando fue al cuartel le adjudicaron un sombrero de paja, porque pelaba a los soldados en medio del solajero, y los burros de Hoya Fría estuvieron comiendo chocolate un mes. En fin, que ya tenemos cachondeo con el contrato del bufón Bolaños para pelar a su jefe de filas, que siempre va impecable, guapito, como le gusta a Ursula Von der Leyen. No está incluido en el presupuesto el pelado de Puigdemont, que lleva fleco. Arreglar esa melena tendrá seguramente un plus, porque los barberos oficiales son inflexibles con las tarifas. Este país, como ustedes pueden ver todos los días, no tiene remedio.