Entre los días 15 al 21 de agosto, el Puerto de la Cruz, la cuarta ciudad de Tenerife por número de habitantes y una de las más importantes y, desde luego, la de menor extensión municipal, tendrá nuevo alcalde. Será Leopoldo Afonso, hermano del ex alcalde Lope Afonso, hoy vicepresidente del Cabildo de Tenerife. Ambos del Partido Popular.
La moción de censura llevaba fraguándose mucho tiempo y tiene una protagonista principal: Carolina Rodríguez, que fuera concejal socialista portuense, marginada de su lista electoral por Marco González, el todavía alcalde, licenciada en Derecho, ex Miss Puerto de la Cruz –o quizá Reina del Carnaval, no recuerdo–, muy inteligente y que se ha tomado la revancha. Se sabe que el PSOE, a altas esferas, maniobra para que la moción no se lleve a efecto. Pero ¿y si es inevitable?
Carolina es la persona que ha orquestado toda la operación, con la colaboración de su pareja y líder de la Asamblea Portuense, David Hernández, que ha aparcado sus postulados de izquierdas –está en su derecho, miren lo que hace Pedro Sánchez a cada momento con los independentistas, separatistas, ex etarras y toda la fauna— para apoyar a la derecha, al PP y a Coalición Canaria, y crear una nueva mayoría en el Puerto de la Cruz, que envíe a Marco González a su antiguo puesto de funcionario municipal.
El alcalde, con cierto desconsuelo, ha dicho: “Ahora volverán los viejos a morirse al Puerto, que tornará a ser la ciudad más aburrida del mundo”. Los que presentan la moción esgrimen, precisamente, los desorbitados gastos de esta corporación en fiestas y celebraciones, mientras Playa Jardín permanece cerrada y algunas infraestructuras, como la planta potabilizadora o no funcionan o funcionan mal.
Al parecer, David Hernández, que sólo tiene dos concejales en la corporación, ha pedido las delegaciones de Urbanismo e Igualdad. Y están de acuerdo todos en dárselas.
Parece mentira: Marco González, cuando las elecciones, estuvo a 14 votos de la mayoría absoluta. Y ahora está a 14 días de dejar de ser alcalde y de convertirse en un concejal de base, junto con todo su equipo del Ayuntamiento. Nadie sabe por qué dejó a Carolina Rodríguez fuera de la lista electoral, cuando había hecho una excelente labor como edil en el mandato anterior. Ella no se lo perdonó y ha urdido toda la trama para descabalgar a Marco González de la Alcaldía. Ha sido una maniobra inteligente, que ninguno de los estrategas del PSOE portuense había adivinado hasta hace pocos días, en que comenzó a trascender la operación.
A la hora en que escribo no ha sido convocado el pleno extraordinario en el que se debatirá la moción de censura, pero probablemente se celebrará en la semana que he indicado, en la mitad del mes de agosto. Ya se firmaron la alianza de la moción y los pormenores del acuerdo ante notario y se ha nominado a Leopoldo Afonso como futuro alcalde portuense. Estará bien asesorado: su hermano Lope es un buen abogado y un hombre muy querido en el Puerto de la Cruz. Y Leopoldo también lo es.
En fin, que la ciudad va a cambiar de actitud. Está claro que las fiestas y el divertimento han presidido la gestión de Marco González, pero también es verdad que el Puerto de la Cruz era la ciudad más aburrida del mundo y estos últimos años la corporación actual la sacó de un pozo negro. Con Carolina Rodríguez en esa positiva gestión también, que una vez fue el ojito derecho del alcalde. ¿Qué pasó entre ellos? Hasta ahí no llego, pero la venganza se sirve en frasquitos pequeños. Y Carolina es una mujer muy inteligente, que ha sabido medir muy bien los tiempos. Y ha triunfado, por el momento, desde fuera y trabajando en la sombra.
