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domingo, 25 mayo,2025

La crisis de la sociedad tinerfeña

No es un secreto que la sociedad tinerfeña pasa por una crisis peligrosa. Una crisis de difícil salida, ante el pasotismo y el desbarajuste que demuestran los habitantes de la provincia, ninguneada desde la otra parte del Archipiélago e incapaz de reivindicar sus derechos, abandonados secularmente en los últimos años por sus representantes públicos y por la despistada población en general.

No crean que somos felices resucitando el pleito insular y tampoco es nuestra intención. Los presidentes de la Comunidad Autónoma procedentes de Santa Cruz de Tenerife se han visto obligados a blanquear su imparcialidad entregándose en cuerpo y alma a Las Palmas y abandonando a su propia tierra de nacimiento. El concepto global, aunque pequeño, de Canarias sólo se saca a colación cuando interesa, no para defender intereses locales legítimos, en beneficios de otros. No hay más que ver la red de carreteras de una y otra provincia. La desigualdad en las inversiones nos parece denigrante.

Lo del C.D. Tenerife, gobernado por un grupo de ineptos, es otro síntoma de la desidia. El equipo representativo bajará a la Primera Federación, probablemente para no subir de categoría jamás. Es un detalle deportivo, pero también sintomático.

La crisis social de Canarias se refleja en que 600 ancianos esperan a ser recogidos por sus familiares en los hospitales, ocupando 600 camas que podrían estar destinadas a enfermos de verdad. ¿Qué valores deberíamos atribuir a esos familiares insensibles y culpables? Tampoco existen centros públicos de acogida donde puedan vivir dignamente sus últimos años, ni dinero para ayudar a las familias conscientes que sí los acogen. En los pasillos del HUC, antes el hospital de referencia de Canarias, se amontonan enfermos en camillas, sin privacidad, en medio de una legión de profesionales desbordados que incluso han llorado a los pies de alguna camilla ante la impotencia de atender a sus pacientes. Esto no es nuestra Canarias, esto es el tercer mundo. Y la sociedad tinerfeña sigue en silencio. Callada, resignada a su negra suerte. En Tenerife no pasa nada y, si pasa algo, tampoco pasa nada.

Hay gente que espera hasta 24 horas para ser atendida en urgencias del HUC, sentada en una silla. Un espectáculo terrible, inhumano, si lo comparamos con la sanidad europea, e incluso con la sanidad de la España continental, que es mucho mejor.

La Universidad de La Laguna ha perdido su voz y su prestigio, hasta el punto de que sólo queda un catedrático en la Facultad de Medicina, donde se siguen impartiendo clases bajo un techo de asbestos, que produce cáncer. Desde su fundación. Ni la Universidad ni el Gobierno de Canarias han sido capaces de prorrogar su condición de docentes a profesores jubilados que tenían que continuar en las aulas, porque ellos estaban dispuestos a seguir. Prefieren jubilarlos y que no haya nadie y que las clases no se impartan. Prefieren hasta perder la Facultad, en beneficio de la universidad pública de Las Palmas y de varias privadas ya instaladas en Canarias.

Al HUC le han negado los trasplantes cardiacos, los de páncreas se han quedado en el mínimo, sus profesionales huyen hacia otros destinos, sus instalaciones se han vuelto viejas e insuficientes. ¿Qué será de nosotros? La Candelaria tampoco es un prodigio de asistencia cómoda para sus pacientes.

La crisis llega a niveles sociales intolerables. El presidente del Casino de Tenerife, institución señera tinerfeña y con voz tradicional, ha sido objeto de un acoso y derribo intolerables, incluso por parte de un periódico local que ha colonizado desde Las Palmas su tinerfeñismo fundacional y su impecable trayectoria anterior, aprovechando la muerte de su director y propietario. Y la directora de la emisora señera de Tenerife, Radio Club Tenerife, que ha perdido hasta el nombre, procede de Las Palmas y actúa, en nuestra opinión, conforme a los intereses de aquella provincia. Lo estamos perdiendo todo, incluso los símbolos.

Las pateras llegan a la provincia tinerfeña, donde se concentra el mayor número de menores, que nos cuestan a los canarios muchísimo dinero de nuestros impuestos, sin que se haya llegado a sustanciar el acuerdo con el Gobierno de Madrid. En esto no es inocente el PP, que ha desoído los gritos reivindicativos de su propio partido en Canarias, en un ejercicio insolidario que retrata a Núñez Feijóo.

La sociedad se encuentra absorta y pasota. Ayer, en el estadio Heliodoro Rodríguez López, no se escuchó ni una sola voz en contra de los directivos que se hallaban en el palco, tras perder el Tete ante el Córdoba. Los espectadores se fueron a su casa a dormir mientras el Club languidece y se muere.

Nada de lo que sucede en Tenerife le importa a nadie. Hay gente que tarda tres horas, por la mañana, en llegar desde Buenavista a Santa Cruz, y tampoco pasa nada. Ni una sola medida para mejorar el flujo de automóviles hacia la capital. El Cabildo está mudo, ciego y sordo, mientras el alcalde de Santa Cruz se afana en construir un carril bici imposible, que tiene colapsada a la ciudad y que no va a ser usado por imposibilidad física de circular en bicicleta subiendo una montaña, desde el muelle a las ramblas.

Urbanísticamente, proyectos para barrios como el del Toscal, o la expansión al Sur por los terrenos de Cepsa, se eternizan en el tiempo y Santa Cruz se encuentra embotellada y abrumada por el tráfico. Y para poner fin al caos sólo inventan sanciones, no soluciones. Y la gente está harta de sanciones.

Ayer, a la salida del juzgado de Rayco García, aspirante a presidir el C.D. Tenerife, en riesgo inminente de una situación concursal, pueden verlo en el video que publicamos en portada, asistimos a un ejercicio de matonismo contra los periodistas que cumplían con su trabajo, intolerable. ¿Puede este chico ser presidente del devaluado Tenerife, asistido por esta deplorable escolta de matones, tipo Chicago? ¿Necesitaron escoltas Pepe González Carrillo, Javier Pérez, Miguel Concepción? Por Dios. ¿Es cierto que todo el caso Rayco responde exclusivamente a una lucha de poder en el Club? Esto lo dejamos para que sean los jueces quienes trabajan en ello.

La despistada e ignorante sociedad tinerfeña pivota y se entusiasma sólo con el Carnaval, que es uno de sus males. Parece que todo el año lo es y el entusiasmo que debería demostrar en ocuparse del estado del bienestar, de la solución de problemas serios y perentorios, se diluye con las murgas, a cuya hortera final acude media isla. Por cierto que no se puede hacer crítica social si la sociedad no existe; y las letras de las subvencionadas e ignorantes murgas son tan horripilantes como sus patéticas actuaciones. Están vacías de contenido crítico desde hace muchos años.

Este es, señoras y señores, el panorama para 2025. No digamos el empresarial: dividido, con empresarios que sufrieron cárcel injustamente y alguno de ellos, con más de 80 años, murió en prisión de una forma que nadie parece haber investigado. ¿Es que no interesaba o qué? Silencio absoluto. Silencio cómplice. Silencio terrible. Puede que nosotros seamos un periódico on line recién nacido, con mucha más ilusión que dinero, pero con amor a Tenerife y con terror a lo que está ocurriendo. Y hasta con miedo. Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, no está a la altura, sobre todo la isla principal de la provincia. Nos han ganado por k.o. desde la otra orilla. Y seguimos siendo incapaces de reaccionar mientras nos lo roban todo.

Lo que se está viviendo en el Tete es el espejo fiel de una sociedad paupérrima en valores, indolente a pesar de todo, anestesiada, mientras la rivalidad empresarial subsiste y desune Tenerife, frente a una sociedad empresarial unida, como es el viejo Sanedrín de Las Palmas. Cuánto echamos de menos a patriotas como Leoncio Rodríguez, Víctor Zurita, Alfonso García-Ramos y José Rodríguez Ramírez. Su memoria nos conforta, pero no soluciona los problemas actuales de su isla, de la isla de todos. Y de la provincia. Y es una pena que hayamos perdido también la fe y hasta su memoria.

4 COMENTARIOS

  1. Totalmente cierto lo que refleja el autor en este comentario. Más que triste es patética la situación en Tenerife en esta época. Desde Madrid con la complicidad de muchos aquí y especialmente de enfrente se han cargado todos los referentes de antaño. Ni el Tete es el Tete, ni el cabildo ni los hospitales de referencia son los que eran. No hay ningún periódico de papel en Tenerife que defienda la isla por encima de otros intereses ni quedan personajes como Manolo Hermoso, José Emilio o como en los tiempos de dictablanda José Miguel Galván o Isidoro Luz. Pobre isla y pobres isleños de chicharro. Como dijo Bellinghan fuck off, o lo que es lo mismo, hay que joderse.

  2. Que poderoso el Sanedrín de Vegueta, sus maléficos tentáculos han llegado al Tenerife, al Casino, a la Universidad de La Laguna entre otras señeras instituciones. Tengo entendido que el próximo objetivo son los Hidalgos de Nivaria. Alerta tinerfeños

  3. Aunque suene antiguo y, como dicen algunos teaccionario e insularista, qué falta hace aquella vieja ATI (Agrupación Tinerfeña de Independientes), para defender los intereses de tu barrio, pueblo, ciudad e isla…
    Muy buen artículo Editorial, pues lamentablemente refleja la triste realidad.

    Saludos..!!!

  4. Huele a rancio victimismo que busca culpables en los de enfrente. Una sociedad estancada, entre otros temas, por su agotadora comparación con el vecino. Mientras la élite de siempre azuce el pleito, más millas tendrán que correr para alcanzarlos. Poco nuevo bajo el sol nivariense.

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