Mientras el Cabildo –a través del Consejo Insular de Aguas—ha declarado como obra de emergencia la reparación del emisario submarino de Playa Jardín, en el Puerto de la Cruz, no se acabarán con ello los problemas para el municipio portuense, cuya desbordada depuradora recibe residuos de tres municipios, el propio, La Orotava y Los Realejos. En total, más de 120.000 habitantes para una depuradora diseñada para 40.000.
El martes pasado, la zona de baño del muelle pesquero del Puerto de la Cruz presentaba este aspecto que se puede apreciar en la foto. Residuos fecales flotando sobre el mar, con grave peligro para la salud de los ciudadanos. La gente, sobre todo muchos extranjeros, seguía tomando el sol en la pequeña parcela de arena del muelle y bañándose en el lugar, pero la capa de truños permanecía estática en la superficie.
El Puerto de la Cruz, con un 85% de ocupación hotelera en este momento, que crecerá a lo largo del mes, no tiene capacidad para afrontar un gravísimo problema de salud pública que mantiene cerrada al baño la zona de Playa Jardín, con graves pérdidas sobre todo para los comercios de la zona, y desbordados los aliviaderos situados en varios puntos del litoral portuense, desde Martiánez a Punta Brava.
El problema es de suma gravedad, sobre todo porque para la ampliación de la depuradora, totalmente insuficiente y con alternativas de funcionamiento, hacen falta más de 15 millones de euros y tres años de obras aceleradas. Y esta cantidad no está en los presupuestos del Cabildo, ni del Gobierno de Canarias, ni, por supuesto, de un Ayuntamiento que anda muy justito en cuanto a equilibrio presupuestario.
Las causas de este desbordamiento se refieren a una pésima gestión de los residuos por parte de la corporación insular y de su Consejo Insular de Aguas. El Puerto de la Cruz es la víctima, ya que recibe las aguas negras de La Orotava y los Realejos, municipios que se encuentran en una posición favorable, dentro del problema global, por la posición geográfica elevada de ambos municipios. Quienes diseñaron la depuradora de Punta Brava se quedaron muy cortos en las previsiones. Una chapuza más en la planificación insular de los residuos.
Además, se produce una situación de falta de información a los ciudadanos por parte del Ayuntamiento portuense y del Cabildo Insular, que ha sido denunciada por la Asociación Canaria de Consultores Medioambientales, cuyo presidente, Juan Ruméu, ha alertado con reiteración sobre este silencio y sobre la imposibilidad de saber qué medidas se están tomando para resolver el gravísimo problema medioambiental que sufre el litoral portuense.
Estas manchas de residuos sobre el mar, que todo el mundo puede observar, hablan de la dimensión del problema, ya que la contaminación afecta a la zona del Penitente, al muelle pesquero y a las playas de Punta Brava, sobre todo a Playa Jardín, que son los lugares de baño más utilizados por el público. Sólo la rada y los charcos de San Telmo se libran, de momento.
¿Donde está sanidad y analíticas para conocer la calidad de las aguas en esta playa? ¿Se le espera? ¿Por que no se ha prohibido el baño con estas evidencias de contaminación? ¿Que dice el Ayuntamiento? ¿No es una dejación de responsabilidad? ¿Esto no lo ven los turistas que nos visitan? ¿Que hacen realmente los políticos que gobiernan esta ciudad?