Es un país éste en el que nunca se sabe cuál es la verdad de nada. Es lógico, teniendo en cuenta que el propio presidente del Gobierno es el mentiroso mayor del Reino. Ahora no se sabe si el trabajador de Adif que hizo descarrilar el tren sin pasajeros –iban dos mecánicos a bordo que resultaron ilesos, al parecer— fue un héroe, que salvó docenas de vidas humanas, o un negligente, que estropeó un tren que vale millones.
Todo ocurrió en el fin de semana, en el túnel que une Atocha con Chamartín, dos estaciones ferroviarias de Madrid. Unos dicen que el tren siniestrado a propósito hubiera chocado con otro, lleno de pasajeros, y que un empleado de Adif, de turno en el centro de control, lo hizo descarrilar para evitarlo. Esta versión la corrobora el sindicato de los trabajadores ferroviarios, pero hay quien dice que no, que fue un error humano, que costó todo un caos de los trenes españoles, sobre todo en los de la ruta con Levante.
Ayer, el ministro Óscar Puente se reunió con altos cargos de Renfe y Adif, porque además los sindicatos han denunciado que no hay repuestos para los trenes y que utilizan el método de canibalizar unidades que podía estar disponibles para arreglar los problemas mecánicos de otras en servicio.
Total, un completo desastre, pero la gente quiere saber si la actuación del técnico de la sala de control de Adif fue la correcta. Si es así, merece una medalla. De lo contrario, el operario podría haber incurrido en una gravísima negligencia, que dejó sin servicio ferroviario a media España.
¿Por qué se tarda tanto en averiguar la verdad? Pues no se sabe. Por ahí circulan audios que aportan datos que afirman que el técnico evitó una tragedia. Lo único que nos faltaba ahora en España es una catástrofe ferroviaria. Sería el remate a una situación desastrosa por la que está pasando el país: la mujer del presidente, investigada por corrupción (se la lleva ahora a la India para alejarla del foco); un ex ministro, a las puertas de la cárcel; un amigo del presidente y del ex ministro, en el trullo; un hermano del presidente, investigado; las maletas de Delcy, sin contenido declarado; y el propio presidente no tiene ya quien le visite (lo digo por Ayuso).
Por cierto, ¿a qué va Sánchez a la India, a gastarnos a los españoles la gasolina del Airbus del Ejército del Aire?