El juez Peinado, que instruye las causas contra Begoña Gómez, esposa del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, permitirá que la imputada viaje a Brasil con su marido, a la cumbre del G-20, en contra del criterio de las acusaciones particulares que pedían la retirada de su pasaporte, ya que había decidido no presentarse en el juzgado el lunes, día 18, a recoger una nueva querella por apropiación indebida e intrusismo profesional.
El juez ha accedido a la petición de aplazamiento de la cita judicial y niega la retirada del pasaporte.
Esta nueva querella fue admitida por el magistrado y tenía que ser recogida en persona por Begoña Gómez, que ayer se negó a contestar preguntas en la Asamblea de Madrid sobre su extraña “asimilación” a catedrática en la Universidad Complutense, sin tener estudios ni siquiera para ser alumna de la misma, en una extraña decisión de su rector, que también está siendo investigado.
Veinte furgones policiales, en un despliegue fuera de lo normal, más propio de una república bananera que de un país del primer mundo, acompañaron a la mujer del presidente del Gobierno a la Asamblea de Madrid, donde, con la cabeza gacha, la mujer de Sánchez se negó a contestar a las preguntas planteadas por la mayoría parlamentaria.
Begoña Gómez cree que lo suyo es una persecución política, en razón del cargo de su marido, pero lo cierto es que ha sido imputada por cuatro delitos, todos ellos graves: corrupción en los negocios, tráfico de influencias, apropiación indebida e intrusismo profesional.
Algunos analistas creen que Pedro Sánchez se va a caer del cargo por causa de su mujer, cuyas actividades parecen haber estado, al menos, mal asesoradas. Sin embargo, Begoña Gómez proclama su inocencia y lo deriva todo al terreno político. Ha sido vergonzosa la actitud del Gobierno de Sánchez, que apoya sin reservas a su mujer, incluso lanzando diatribas contra la actuación del juez instructor, contra quien el matrimonio Sánchez se ha querellado, sin éxito.
El juez acudió al palacio de la Moncloa a interrogar a Pedro Sánchez como testigo, en el caso de su mujer, aunque con escasos resultados ya que Pedro Sánchez apenas pronunció palabra. ¿Quién calla otorga? No deja de ser un principio de Derecho Romano, en medio del garantista sistema judicial español.