El expresidente del Gobierno José María Aznar ha lanzado este sábado un duro alegato contra el actual jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, en un discurso cargado de reproches, acusaciones y advertencias. En el marco del XXI Congreso Nacional del Partido Popular, Aznar acusó al líder socialista de haberse rodeado de “delincuentes” para sostenerse en el poder y alertó de que ese tipo de alianzas podrían conducirle, eventualmente, “a la cárcel”.
Sus palabras, pronunciadas en un tono desafiante, fueron una crítica velada pero directa a los socios parlamentarios de Sánchez, en particular EH Bildu y Junts, fuerzas políticas con las que el Gobierno ha negociado apoyo legislativo y presupuestario desde 2018.
Aznar rememoró el ascenso al poder de Sánchez tras la moción de censura de 2018, insistiendo en que desde entonces el PSOE “se asoció con delincuentes para llegar al Gobierno” y que sus primeras negociaciones presupuestarias se desarrollaron “en una prisión”. Con ello, aludió al encuentro que mantuvo Pablo Iglesias con Oriol Junqueras —entonces encarcelado— para pactar las cuentas públicas de 2019.
Además, criticó con dureza la ley de amnistía recientemente aprobada, que beneficia a líderes independentistas implicados en el procés. Según Aznar, esta medida no sólo supone una cesión ante quienes “atentaron contra la Constitución”, sino que representa una ofensa a las víctimas y al Estado de derecho.
En un discurso cargado de calificativos, Aznar acusó al Ejecutivo de practicar una “política prostituida”, de “degradar el servicio público en beneficio propio” y de tratar al Estado como “botín” y a la nación “como moneda de cambio”.
Para el expresidente, esta dinámica no se limita a “unos pocos golfos”, sino que forma parte de lo que definió como la “golfería estructural del sanchismo”. Reclamó, por ello, un cambio “urgente” que devuelva el respeto a la legalidad y que permita, según sus palabras, que “los delincuentes dejen de legislar desde los despachos y pasen a estar en prisión”.
Aznar también cuestionó la estrategia de comunicación del presidente del Gobierno, al que acusó de esconderse de la ciudadanía. “Mientras Sánchez no se atreve a salir a la calle, sus emisarios tienen que salir del país para negociar la continuidad de su Gobierno”, afirmó, sugiriendo una desconexión creciente entre el Ejecutivo y la realidad social.
El exmandatario cerró su intervención con un llamamiento a recuperar el liderazgo institucional y moral desde el Partido Popular. Su intervención, cargada de tensión y retórica combativa, buscó dejar claro que, en su visión, el país atraviesa un momento crítico marcado por cesiones políticas que —en su opinión— comprometen el futuro de la democracia española.