En una noche cargada de tensión en el Santiago Bernabéu, el Real Madrid consiguió una victoria agónica por 1-0 frente a un sólido Athletic Club en defensa, gracias a un misil de Federico Valverde en el tiempo añadido, en el minuto 93. El triunfo mantiene vivas las aspiraciones ligueras del conjunto de Carlo Ancelotti, que sigue a la caza del FC Barcelona a falta de seis jornadas para el final del campeonato. La segunda parte del equipo de Ancelotti puede ser calificada como de antológica.
Desde el pitido inicial, quedó claro que no iba a ser un partido sencillo para el Real Madrid. El Athletic, que presentó algunas rotaciones pensando en su próxima cita europea, planteó un partido muy físico, cerrando espacios en defensa y apostando por rápidas transiciones ofensivas. Querían un punto, no tres.
El Real Madrid, con Vinicius como su hombre más insistente en ataque, monopolizó la posesión pero careció de profundidad y claridad en los últimos metros, en la primera parte.
La segunda mitad arrancó con un Real Madrid mucho más agresivo. Endrick, que había ingresado en el minuto 17 para acompañar a Vinicius, generó movilidad en el ataque, aunque su inexperiencia también le pasó factura: una jugada suya en fuera de juego anuló un gol a Vinicius en el minuto 62, lo que provocó la frustración del Bernabéu. Era muy difícil determinar si el gol era legal o no.
A los 74 minutos, se produjo una jugada polémica: Bellingham cayó en el área tras un leve contacto de Vesga, pero el árbitro y el VAR determinaron que no había penalti. El Madrid intensificó su asedio, mientras el Athletic, cada vez más replegado, resistía heroicamente. El Real jugaba muy bien, atacando por todos lados, sus jugadores vaciándose literalmente, en un esfuerzo físico impresionante. Hacía mucho tiempo que el Real Madrid no jugaba con esa intensidad.
Cuando todo apuntaba a un empate, apareció el uruguayo Federico Valverde. En el minuto 93, cazó un balón suelto al borde del área, tras el despeje defectuoso de la defensa bilbaína, y sacó un latigazo imparable que se coló junto a la escuadra derecha de Unai Simón. El estadio explotó de júbilo. El gol no solo significaba tres puntos vitales, sino también un impulso anímico enorme en este tramo decisivo de la temporada.
El Santiago Bernabéu, que había vivido el partido entre la impaciencia y la desazón, celebró la victoria como si de una final se tratase. El equipo demostró su capacidad de sacrificio, una vez más, en un duelo donde las cosas no fluyeron como se esperaba en la primera mitad.
“Este tipo de partidos también construyen campeones”, afirmó Ancelotti en la rueda de prensa posterior. “Sabíamos que iba a ser duro, pero el equipo creyó hasta el final”.
Con esta victoria, el equipo blanco se mantiene en la segunda posición de la Liga, a cuatro puntos del FC Barcelona, que también ganó en su partido ante el Celta en el último minuto, de penalti.
La lucha por el título sigue viva, aunque el margen de error se estrecha cada vez más. Además, Ancelotti deberá gestionar el estado físico de sus jugadores clave, especialmente pensando en la semifinal de Copa del Rey del día 26 y el cierre del campeonato. El miércoles, además, tienen que superar el escollo del Getafe.
El conjunto bilbaíno, pese a la derrota, dejó una imagen muy competitiva. Valverde y sus jugadores apuntan ahora todos sus esfuerzos a las semifinales de la Europa League, donde sueñan con llegar a una final continental que coronaría una gran temporada. El Real Madrid, en la segunda mitad, tuvo una actuación de las que no se olvidan.