El jueves 4 de diciembre, efectivos de la Unidad de Asuntos Internos irrumpieron en Valladolid para detener al jefe del Grupo de Estupefacientes, un veterano inspector acusado de quedarse con parte de los alijos de droga incautados en operaciones policiales. La redada, bajo secreto de sumario y dirigida por el Juzgado de Instrucción número 3, se extendió a registros en la comisaría de Las Delicias y pisos vinculados al tráfico, culminando en siete detenciones en total: el policía y seis civiles presuntamente colaboradores.
Este domingo, el juez ha resuelto prisión provisional sin fianza para el inspector Luis F. y cinco de los detenidos, mientras que el séptimo queda en libertad con cargos. Las acusaciones giran en torno a un presunto desvío de estupefacientes –hasta 40 kilos de cocaína en algunos indicios– y blanqueo de capitales a través de actividades como la prostitución en pisos francos. Asuntos Internos actuó con «pruebas fehacientes», según las fuentes, tras meses de vigilancia que no implican a otros agentes de la unidad.
El jefe superior de la Policía Nacional en Castilla y León, en declaraciones a la prensa, ha expresado «consternación» por el caso, pero ha enfatizado que la investigación se limita a estos implicados y no afecta al resto del cuerpo. «Es un hecho aislado que no mancha el trabajo diario de miles de policías honestos», ha subrayado, recordando que la Unidad Central Operativa (UCO) y la propia Policía han colaborado estrechamente. El subdelegado del Gobierno en Valladolid, Jacinto Canales, confirmó la operación en curso sin entrar en detalles, limitándose a destacar su «importancia para la limpieza interna».
Este escándalo no es el primero en la lucha antidroga: en marzo de 2024, Asuntos Internos ya detuvo al tercer jefe antidroga en un año en operaciones similares, lo que generó alarma en el sector. Sin embargo, fuentes cercanas al caso insisten en que este episodio de Valladolid es independiente y responde a una investigación iniciada en 2024, sin conexión con tramas anteriores.
La sociedad vallisoletana, ajena hasta ahora a los entresijos de la pesquisa, reacciona con estupor ante lo que un portavoz sindical ha calificado de «traición al uniforme».





