⏱ 3 min de lectura
La confianza es el único capital político que nunca cotiza en Bolsa, pero que todo lo decide. Confianza en que la Justicia investigue con imparcialidad, en que la Administración sirva al ciudadano y en que la política no convierta los problemas en eternas rondas de titulares.
En el ámbito nacional, los contratos públicos vuelven a estar bajo sospecha. No es solo la investigación en tribunales, es la sensación de que el Estado juega con reglas diferentes según el apellido del contratista. En paralelo, el Gobierno anuncia que quiere elevar el aborto a la categoría de derecho constitucional, mientras Bruselas desbloquea más de 900 millones para la reconstrucción tras las inundaciones de Valencia. La política española sigue, como siempre, entre la reforma social y el rescate económico.
En Canarias, las noticias se mezclan entre luces y sombras. Binter ha inaugurado en Gran Canaria su nueva sede tecnológica, un proyecto que demuestra que en las islas también se puede innovar y generar empleo cualificado más allá del turismo. Es un paso firme hacia la diversificación que debería ser norma, no excepción. A la vez, el Plan DORA III destina 800 millones a modernizar nuestros aeropuertos, con Tenerife Sur y Norte como principales beneficiados. Inversión que, si se ejecuta con seriedad, puede mejorar la conectividad y consolidar nuestra posición en el mapa global.
Pero la vida diaria del canario no se mide en macroproyectos, sino en minutos perdidos en la TF-5 de Tenerife o en proyectos de movilidad en Gran Canaria que siguen siendo eternas promesas. El ciudadano no quiere maquetas ni PowerPoints: quiere soluciones visibles, menos colas, guaguas eficaces y alternativas reales al coche privado.
No todo son quejas. Septiembre dejó cifras históricas de afiliación a la Seguridad Social y una bajada del paro en Canarias. Buen dato, aunque conviene preguntarse si el empleo creado es sólido o estacional. Porque la economía de las islas no puede seguir fiándose solo a la temporada alta y al turismo masivo.
Y, mientras tanto, el mundo gira. Este 7 de octubre se cumplirán dos años del ataque de Hamás contra Israel, aquel aquelarre de barbarie que cambió el equilibrio en Oriente Próximo y reescribió la geopolítica en tiempo real. Hoy, cuando la mediación de Donald Trump se menciona como posible vía para poner fin al conflicto, el planeta asiste con un cansancio que roza la resignación: todos hablan de paz, pero pocos se fían del precio.
La conclusión es evidente: Canarias tiene capital humano, proyectos en marcha y dinero europeo en camino. Lo que falta es oficio político, menos épica y más gestión.
Desde El Burgado lo decimos claro:
1. Transparencia real en contratos y plazos.
2. Diversificación urgente, apoyando a quienes arriesgan como Binter.
3. Respeto a la legalidad, sin excusas ni atajos.
4. Administración cercana, que trate al ciudadano como dueño del sistema y no como súbdito.
La confianza no se decreta ni se compra: se gana con hechos. Y Canarias ya no tiene tiempo que perder.