Zapatero reaparece en el Ateneo, con más escoltas que público

Zapatero acudió ayer al Ateneo de Madrid, para presentar su libro –Dios mío, qué libro debe ser ese—“La democracia y sus derechos”. Había al menos 12 escoltas en el salón de actos y casi las mismas personas de público. Y un grupo de venezolanos airados que protestaban en la calle, calificando al felón del mediador con apelativos tan cariñosos como “traidor, corrupto, cobarde, vendido” y otros calificativos que omitimos por parecernos demasiado personales. Las madres no tienen la culpa de la actuación de los hijos. Zapatero estaba escondido, no había salido a la calle desde antes del exilio de Edmundo González. Hoy publicamos una gran exclusiva en El Burgado.com y es el deterioro de las relaciones entre María Corina Machado y el teórico presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia. María Corina ha sido crítica con el abandono de Edmundo González de la primera línea, dejándola sola al frente de la oposición. La noticia de este deterioro nos ha sido confirmada por distintas fuentes, así como que fue el presidente electo quien invitó a los hermanos Rodríguez a visitarlo en la Embajada de España, donde estaba refugiado tras pasar más de un mes alojado en la de los Países Bajos. Al parecer, Edmundo González lo que deseaba era abandonar Venezuela cuanto antes, aún a costa de reconocer a Maduro como vencedor de los comicios y poder decir más tarde que firmó el documento bajo coacciones para obtener el salvoconducto de salida hacia el exilio. Hoy, Zapatero, en el Ateneo de Madrid, reconoció su mediación en el asilo de González Urrutia y estuvo como diez minutos hablando con los periodistas, pero sin condenar la dictadura de Maduro, sin hablar del ganador de las elecciones como tal y sin que se le pudieran atribuir frases inteligibles. Se refirió a su papel como mediador, “basada en mi gran experiencia en conflictos”. Parece que parte de las gestiones con los Rodríguez las llevó a  cabo un agente doble, amigo de Zapatero, llamado Eudoro González, empresario y abogado venezolano pegado como una lapa al ex presidente español, pero cuyo papel exacto se ignora. En fin, Zapatero reapareció en Madrid, con más pena que gloria, entre insultos y un libro que probablemente muy pocos van a leer. Y con casi más escoltas que público.