Yamandú Orsi fue investido este sábado como el nuevo presidente de Uruguay, marcando el regreso del Frente Amplio al poder tras cinco años de gobierno de centroderecha bajo Luis Lacalle Pou. La ceremonia, celebrada en el Palacio Legislativo de Montevideo, contó con la presencia de destacados líderes internacionales, entre ellos el rey Felipe VI de España y los presidentes de Brasil, Chile, Colombia, Alemania, y otros países de América Latina, en un evento que también conmemoró los 40 años de democracia ininterrumpida en el país.
Orsi, de 57 años, juró ante la Asamblea General a las 14:00 hora local (17:00 GMT), comprometiéndose «por mi honor a desempeñar lealmente el cargo y a guardar y defender la Constitución de la República». Junto a él, Carolina Cosse asumió como vicepresidenta y presidenta de la Asamblea General, consolidando el liderazgo del Frente Amplio, la coalición izquierdista que gobernó Uruguay entre 2005 y 2020. Tras el juramento, ambos se trasladaron en un auto eléctrico a la Plaza Independencia, donde Lacalle Pou le entregó la banda presidencial, simbolizando el traspaso de mando.
En su primer discurso como presidente, Orsi destacó la necesidad de enfrentar “problemas urgentes” que afectan a sectores vulnerables y subrayó que su gobierno no busca una “refundación”, sino “nuevas propuestas y construcción permanente”. Hizo especial mención a la democracia uruguaya, afirmando que “no hay democracia sin partidos políticos” y que esta debe esclarecer el destino de los desaparecidos durante la dictadura cívico-militar (1973-1985), un tema que sigue siendo una herida abierta en la sociedad.
La investidura, que atrajo a delegados de más de 60 países, reflejó la relevancia internacional del evento. Entre los asistentes estuvieron Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), y Frank-Walter Steinmeier (Alemania), además de representantes de Honduras, Panamá, Guatemala, Paraguay, Bolivia, y la República Árabe Saharaui. El presidente argentino, Javier Milei, no asistió debido a la coincidencia con la apertura de sesiones legislativas en su país, una ausencia que el canciller uruguayo Mario Lubetkin contextualizó como habitual en transiciones previas.
Orsi, considerado el heredero político del exmandatario José “Pepe” Mujica, enfrenta el desafío de liderar un país de 3,4 millones de habitantes sin mayorías parlamentarias, con tensiones internas en su coalición y una economía que, aunque estable, requiere impulso tras un crecimiento estimado del 3% para 2025 según el FMI. Su decisión de no residir en el Palacio de Suárez y mantenerse en Salinas, a 38 kilómetros de Montevideo, refuerza su imagen de austeridad y cercanía con la ciudadanía, al estilo de Mujica.
Con este acto, Uruguay inicia una nueva era bajo el liderazgo del tercer presidente izquierdista en su historia moderna, en un contexto de alternancia política que reafirma su prestigio como una de las democracias más sólidas de América Latina.