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domingo, 25 mayo,2025

Y, ahora, San Malaquías

Ya decía yo que habían tardado mucho los aficionados a las quinielas vaticanas y a los profetas del fin del mundo en sacar la figura lejana de San Malaquías y sus profecías sobre los papas. Agotado el catálogo de divisas en los escudos, flores de lis y coincidencias altamente interpretables, llega la teoría del papa negro, de Pedro Romano, y de todas las estupideces que rodean a la muerte y sucesión de un pontífice de la Iglesia Católica. El fin del mundo llegará cuando tenga que llegar, posiblemente por culpa de un meteorito, porque de todos los que existen en el espacio sideral alguno tendrá que chocarnos. Y ya está, todos a tomar por saco, como ocurrió con los dinosaurios. Pero no creo que los profetas tengan que anunciarnos el final de los tiempos con arcángeles a caballo –¿de dónde los sacarán?– y trompetas y trombones. Y siempre que muere un papa se le relaciona con los secretos del apocalipsis, que no sería otra cosa que una piedra gigante o una guerra entre locos. Es cierto que el mundo se ha complicado, pero yo creo que lo que se ha complicado de verdad son las comunicaciones, la internet, las redes sociales, el exceso de un conocimiento disparatado y nada sensato. El papa tiene su cuota alícuota, pero nada más. Ni la Religión Católica es la única, ni tiene por qué ser la verdadera, ni tampoco ha de controlar los destinos de la Humanidad. Respetando las creencias de cada cual, hay donde escoger y cada uno tiene derecho a seguir la suya. Lo cierto es que se elige al papa número 267 de la Iglesia Católica, algunos de los cuales fueron crápulas, violentos, corruptos, sexualmente reprobables y nada acordes con la religión católica que hoy se predica. Eran mujeriegos, intrigantes, poco o nada caritativos, glotones y desalmados. De unos tiempos para acá, el papa ha aumentado su autoridad moral en el planeta, ya no tiene ejército, ni le corta la cabeza a los musulmanes –ahora los musulmanes nos las cortan a nosotros, cuando se tercia–. Así que mariconadas, las justas. Los 133 cardenales del Cónclave deberán elegir a un hombre moderado, que ponga fin a los devaneos de la Iglesia Católica, dividida, dispersa y contradictoria. La fe no nos la van a traer ellos, la fe es cosa individual. Pedro Romano y el cardenal negro serían bienvenidos si fuera para bien. A mí me da igual que el papa nuevo sea un blanco, un negro o un filipino si lo hace bien y controla a la jauría que se ha metido en la Iglesia, porque las corrientes de opinión y los propios tiempos así lo han exigido. Y San Malaquías haría bien en meterse en lugar seguro sus profecías. No sirven de nada. Hace tiempo que están superadas. Es inútil predicar con el terror, el terror viene solo sin necesidad de empujoncitos.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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