El responsable de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrell, ha levantado las sanciones a Delcy Rodríguez y a otros cuantos y ya podrán pisar suelo europeo y cruzar Europa con sus aviones. No hay sanciones para ellos. Lo han logrado con Borrell la pareja fantástica, Sánchez y Zapatero, que se han empeñado en ayudar a la dictadura de Maduro, en contra del criterio de los líderes mundiales. Hasta cierto punto es lógico porque Borrell necesita a Sánchez para sobrevivir políticamente y pertenece a la misma cuerda del presidente español. Tengo claro que Sánchez va a acabar su segunda legislatura, al contrario que Zapatero, que no pudo, porque atesora menos resistencia personal. Como Sánchez no tiene conciencia, o al menos no se le nota, como le da todo lo mismo (menos lo de Begoña), pues no es de esperar ningún intento de convocatoria de elecciones anticipadas. Se mantiene a fuerza de concesiones a sus amigos de conveniencia, una tras otra, sin importarle el destrozo que éstas causan en el país y en sus instituciones. Sólo la justicia podría con Sánchez, colonizadas la Fiscalía, el Tribunal Constitucional, el Consejo de Estado, el Banco de España, el Partido Socialista y el resto de las instituciones, menos el Tribunal Supremo, con el que, de momento, no ha podido. Hoy, España, ante los ojos del mundo, es un país con pocas o ningunas garantías constitucionales y la seguridad jurídica, por tanto, ha pegado un bajón. Los partidos más virulentos –Bildu y los independentistas catalanes— obtienen concesiones, que podrían tumbar los tribunales en el futuro pero mientras esto ocurra Sánchez gana tiempo y seguirá en el poder. Luego, a su tiempo, llegarán las elecciones y entonces el marido de Begoña será el tío más comprensivo, tolerante y sensato del mundo. La sociopatía tiene esas cosas, que engaña a los demás. No se nota sino cuando la tienes encima.
lunes, noviembre 11, 2024