Aldama se ha decidido a cantar. Y ha cantado lo que sabemos y a lo mejor lo que no sabemos. Un periódico on line, The Objective, un diario serio, ha publicado que varias balas impactaron en el Audi de Aldama, un A-8 blindado, con el que llevaba de aquí para allá al presidente del Gobierno haciéndole de discreto chófer. Incluso se han publicado las fotos de los impactos; o sea, que la noticia es cierta. ¿Eran sólo disparos de advertencia?
La información de The Objetive indica que el ataque ocurrió antes de su declaración reciente y antes también de su ingreso en prisión, donde estuvo 40 días. Balas del calibre 22, la munición que usan los asesinos profesionales –la munición que mató al famoso empresario radicado en el sur de Tenerife, John Palmer, en su casa de Bath, en Gales–. Tres disparos cuyas marcas pueden verse claramente en el cristal lateral del vehículo, por el lado del conductor.
La bala del calibre 22 que mató a Palmer pasó desapercibida hasta al forense que practicó su autopsia, que concluyó que había muerto de un ataque cardiaco. Se alojó en su corazón. Lo mataron cuando cuidaba las rosas de su jardín, ya retirado de los negocios.
Socios de Aldama dicen que éste era chófer de Sánchez en sus citas “discretas” y que al menos cinco veces visitó a Sánchez en La Moncloa, a pesar de que éste ha declarado varias veces que no le conocía. No constan los contactos en el libro de visitas del palacio-residencia presidencial.
Con Aldama de chófer en el Audi-8 de éste, valorado en 150.000 euros, las “citas discretas” de Sánchez no quedaban reflejadas en las hojas de servicio de sus escoltas, que no le acompañaban. Les daban esquinazo. Hace falta tener mucha caradura y ser muy mentiroso para negar Sánchez que era amigo y muy cercano a Aldama, cuando le confiaba su vida a éste.
¿Quién disparó contra el coche de Víctor de Aldama? ¿Vive seguro quien tanto sabe? Porque por medio hay también mucho personaje de Venezuela y en Venezuela no se andan con chiquitas. Que se lo pregunten al pobre fiscal Danilo Andersen, asesinado en Caracas hace años porque sabía demasiado. Y a otras personas que no siguieron las directrices del sátrapa de Maduro o del propio Chávez y que ya no existen o se tuvieron que marchar antes de que los mataran.
A la vista del tiroteo, y por la propia seguridad del dueño del coche blindado, y, en su día, del presidente del Gobierno, lo más lógico es que se tomen medidas policiales para proteger a quien ha confesado los desmanes del régimen español en sede judicial. ¿Se han tomado esas medidas? ¿Qué ocurriría si a Aldama le ocurriera algo? ¿Le han puesto escolta?
Las tres balas del calibre 22 no llegaron a penetrar en el vehículo, por la ventanilla del conductor, pero las fotos que publica The Objective son determinantes. Los disparos existieron. El vehículo no se encontraba en el garaje de la casa de Aldama, que deberá decir ahora si él o Sánchez viajaban en el Audi durante el tiroteo, o no. En principio parece que no. Pero esto se asemeja cada vez más a una república bananera. Y a una novela policiaca.
