El Vaticano se ha puesto serio y quiere evitar la romería organizada en el pueblo cercano a Roma llamado Trevignano Romano. Allí, una supuesta vidente vio brotar lágrimas de sangre de una estatua de la Virgen y aseguraba haber realizado el milagro de los panes y los peces, pero en versión pasta: lo que se reproducía eran pizzas y ñoquis.
Al papa Francisco parece que le crecen los enanos. El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha enviado al obispo de la zona una enérgica nota para que prohíba y desautorice terminantemente cualquier romería, manifestación o rezo colectivo promovidos por María José Scapulla, la vidente, con el apoyo incondicional de su ayudante y entusiasta marido. El pueblo, pues, se queda sin su divertimento.
Dice el Vaticano, harto de tanto milagrito falso, que no hay nada sobrenatural en lo que supuestamente ocurre en Trevignano, porque ni la Virgen llora sangre ni nadie multiplica pizzas y ñoquis, a no ser el cocinero de la pizzería del pueblo, que no da avío ante tanto peregrino.
De vez en vez aparecen estos visionarios, que utilizan diversos trucos para hacerse notar. Y el Vaticano no da abasto para desmentirlo todo. La vidente se hace llamar Gisella Cardia y dice el Dicasterio para la Doctrina de la Fe que “constat de non supernaturalitate”, descartando cualquier procedencia sobrenatural de la reproducción de pasta más que del sencillo horno del pizzero. Por buenos que estén esos ñoquis, tampoco provienen del Cielo.
El mundo se está volviendo loco.
