Una avioneta con seis pasajeros a bordo se estrelló este sábado cerca de la localidad de Copake, en el condado de Columbia, Nueva York, marcando el tercer accidente aéreo en Estados Unidos en tan solo 48 horas. La Administración Federal de Aviación (FAA) confirmó que el incidente ocurrió alrededor de las 18:30 hora local (00:30 GMT del domingo), y aunque las autoridades reportaron al menos una víctima mortal, aún no se ha precisado el estado de los demás ocupantes.
El accidente involucró una aeronave monomotor Piper PA-46, que se precipitó en una zona boscosa tras despegar del aeropuerto regional de Columbia County con destino desconocido. Según un comunicado preliminar de la FAA, la Junta Nacional de Seguridad del Transporte (NTSB) ha asumido la investigación para determinar las causas, que por ahora permanecen bajo análisis. Equipos de emergencia, incluyendo bomberos y personal médico, acudieron al lugar, pero las labores de rescate se han visto complicadas por la densa vegetación y las condiciones nocturnas.
Este siniestro se suma a una preocupante serie de incidentes aéreos recientes en el país. El jueves, un helicóptero Bell 206 con seis personas a bordo, incluyendo una familia de turistas españoles, se estrelló en el río Hudson, en Nueva York, causando la muerte de todos sus ocupantes. El viernes, un helicóptero Eurocopter EC-135 se estrelló cerca del aeropuerto internacional de Wilmington, Carolina del Norte, dejando tres víctimas fatales. Estos eventos han avivado el debate sobre la seguridad aérea en EE. UU., especialmente tras la colisión aérea en Washington D.C. del pasado 29 de enero, que dejó 67 muertos y fue el accidente más letal en el país en dos décadas.
El sheriff del condado de Columbia, David Bartlett, informó que los esfuerzos se centran en recuperar los restos de la aeronave y esclarecer la identidad de los pasajeros, cuya información aún no ha sido divulgada. “Estamos trabajando sin descanso para apoyar a las familias y determinar qué pasó”, afirmó en una breve declaración a medios locales. Testigos reportaron haber visto la avioneta volando a baja altitud antes de escuchar un fuerte impacto, pero no hay indicios preliminares de las causas, que podrían incluir fallos mecánicos, condiciones climáticas o error humano.
La serie de accidentes ha puesto bajo escrutinio a las autoridades aeronáuticas recordando que, pese a estas tragedias, el transporte aéreo sigue siendo estadísticamente seguro, con un promedio de 300 fatalidades anuales en EE. UU. frente a 44.000 en accidentes viales. Sin embargo, la frecuencia de los siniestros en tan corto plazo ha generado alarma, y el público espera respuestas claras mientras la NTSB avanza en sus investigaciones.
Por ahora, Copake, una tranquila localidad rural, se encuentra en el centro de la atención nacional, mientras las familias de las víctimas aguardan noticias y el país reflexiona sobre cómo prevenir que el cielo se convierta en un lugar de temor