
Bueno, pues aquí estamos. La Asociación Canaria de Consultores Medioambientales denuncia que la gente, supuestamente turistas, se están bañando en Playa Jardín, a pesar del alto índice de contaminación por aguas fecales procedentes del emisario submarino que sufre la zona. Está terminantemente prohibido el baño, pero según la citada asociación –que aporta fotos como prueba—, no hay vigilancia en la playa y los bañistas no hacen caso a los avisos y a las vallas que cierran el recinto, que son apartadas, ni al cordón plástico policial, que ha sido cortado. Los principales perjudicados son los que infringen la norma, porque pueden contraer infecciones graves y patologías muy peligrosas; allá ellos. Pero no estaría de más que una pareja de agentes municipales se pasara por la zona periódicamente para disuadir a los osados que infringen las normas. Sobre todo se trata de extranjeros que a lo mejor no han leído el cartel, se han despistado y no están al tanto de lo que pasa. Si se bañan, estarán tragando mierda. Eso seguro. Y cambio el tercio.

Pedro Sánchez, para variar, fue abucheado convenientemente en la Comunidad Valenciana durante su visita. Lo llamaron de todo, incluso el calificativo que se ha puesto de moda para dirigirse a él: felón. O sea, traidor, desleal y pérfido, entre otros significados. Ahora resulta que se acuerdan de Franco –para bien— por las impresionantes obras de ingeniería que se hicieron durante su mandato para reconducir el cauce del Turia y evitar que Valencia se inundara con las DANA. A lo mejor por decir esto me cogen los tortolines de la memoria histórica y capaz que me encarcelan. Como si la historia no tuviera que ser la historia, como hubiese dicho Bujadín Boscov.


Y una noticia más bien local. Un grupo inversor liderado por un tinerfeño, Jochen Siepper, de origen portuense por parte de madre, ha comprado la hacienda El Risco de Oro, que tiene en su parte más alta un chalet maravilloso, propiedad que fue de doña Elisa Machado, la casa de la Marquesa de la Quinta Roja y los terrenos donde se alza el semi destruido hotel La Chiripa, cuya restauración se acometió y se dejó a la mitad no sé si por quiebra de la empresa que lo había adquirido. La Chiripa, por seguir con Franco, era propiedad del terrateniente don Antonio Bonny, que fue uno de los empresarios –con don Juan March— que costeó el famoso vuelo del Dragon Rapide desde Inglaterra a Las Palmas, avión que usó Franco para saltar a África e iniciar su golpe de estado. Me voy corriendo por si me trincan los de la memoria histórica, cuyo papel principal es, precisamente, hacer anti historia. Y así sucesivamente.