- Publicidad -
Cajasiete
miércoles, 18 junio,2025

Un fiscal general en el banquillo

Uno, no, dos, porque la subordinada del fiscal general del Estado, Pilar Rodríguez, fiscal provincial de Madrid, también se sentará con García Ortiz, acusados ambos de revelación de secretos  en el caso de Hacienda contra el novio de Isabel Díaz Ayuso, “siguiendo indicaciones recibidas de la Presidencia del Gobierno”, según el instructor del Tribunal Supremo. A estas alturas poca gente cree que Sánchez estaba al margen de la trama, por lo que podría caer también, si alguien se va de la lengua. Pero, como dice un abogado del Estado amigo mío, “ya nadie va a la cárcel”. El staff gubernamental no quiere que García Ortiz dimita porque desde fuera es más difícil controlarlo y se le puede soltar la lengua. Ellos, en su maldad infinita, en su retorcimiento de la propia realidad, están convencidos de que si el Tribunal Supremo los condena, en el Constitucional están los amiguitos y vendrá un indulto gubernamental primero y después una amnistía a lo Pumpido. Así está España, hermanos. El sátrapa creo que ha huido, esta vez a Niza, a cenar con Macrón, que todavía tiene la cara colorada del zarpazo de Birgitte, que para eso fue profesora suya y tiene derecho a cachete colegial sobre el presidente francés. Y los españoles vivimos en una permanente zozobra. Si se tienen en cuenta los antecedentes, Sánchez tendría que caer porque todo el mundo conoce la obsesión del sátrapa monclovita con Isabel Díaz Ayuso, que se las gana todas. Está enfrentado de una manera enfermiza a ella, porque Isabel es muy inteligente, no le tiene miedo al felón y se ha cargado, uno tras otro, a todos sus candidatos y fontaneros que el portero de discoteca le ha puesto en el camino. Y a Sánchez se le fue la mano con su amigo el fiscal, que para hacerle la pelota hizo, por ahora presundamente, lo que jamás debe hacer un fiscal: revelar el secreto de un procedimiento judicial perjudicando a un investigado. Parece mentira que haya arruimado así su carrera, porque García Ortiz de fiscal general ya no tiene sino el sueldo. El Tribunal Constitucional, en su caso, le podría devolver la libertad, pero difícilmente le restauraría la fama. Ha quedado señalado ya como un fiscal chimbo, dependiendo, claro está, del resultado final de su juicio. Pero verse en el banquillo al que él estaba acostumbrado a poblar (pero con los demás), ya tiene que ser muy jodido. ¿Qué pedirá su compañero fiscal para él? ¿La absolución? ¿Y qué pensará el resto de los españoles, que busca en el fiscal el defensor de la legalidad? Vaya dilema, amigos. Porque en España, que yo sepa, en la inmensa mayoría de los casos, los fiscales, que entran y salen de las salas por la misma puerta que los jueces, están con el que acusa. Es curioso que así se defienda la legalidad. Vaya papelón el de la fiscalía española en Europa y en el mundo. Los únicos que se mantienen firmes en nuestro sistema judicial son los tribunales. Veremos hasta cuándo resisten, porque los tienen rodeados y amenazados. Qué vergüenza, en un país de la Unión Europea que se dice a sí mismo progresista.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA