Ayer tuvo que intervenir, en la piscina de El Arenisco, la autoridad sanitaria municipal de La Laguna porque un caganer se alivió dentro del agua y lanzó a la línea de flotación sus truños, que se dieron de bruces contra una bañista. La señora, evidentemente muy alterada, avisó al socorrista de servicio y éste a la autoridad sanitaria, que ordenó evacuar la piscina. Hay que esperar al transcurso de las mareas para proceder al vaciado del agua, la limpieza y al llenado posterior de la piscina de agua salada. No ha sido identificado el cagón o la cagona, que debía estar muy apretado porque no le dio tiempo de salir del agua para quitarse kilos de encima. Porque, bueno, una meadita, ¿quién no ha echado una meadita en una piscina?, pero ya una cagada parece cosa más seria.
Con el agravante –de falta de respeto– de que en esa piscina se baña con frecuencia Luis Yeray, el alcalde de La Laguna, que se deja ver mucho por la zona (creo que tiene un apartamento en Altagay, aunque no lo sé seguro y si lo tiene está en su derecho). Hombre, cagar al lado de la primera autoridad municipal no parece cosa muy educada. La presencia del truño de El Arenisco fue detectada por varios bañistas, que salieron de allí escopetados, con miradas inquisidoras a los que creían sospechosos, pero a ver cómo se descubre al cabrón que cagó en la piscina, con desparpajo y alevosía. La autoridad sanitaria está analizando el moñigo, para comprobar si contiene la cepa de la viruela del mono u otros gérmenes patógenos de procedencia diversa. Muchos de los bañistas de El Arenisco, a la vista de la evacuación, se fueron a las piscinas privadas de Altagay y, previo pago de su entrada, las colapsaron, pero, que se sepa al menos, no se produjo suceso escatológico alguno por parte de algún indocumentado o indocumentada. Cambio de tema. Ayer, en el Puerto de la Cruz, y bajo el lema de la derechona “Jaque a la Reina”, se produjo la moción de censura contra el ya ex alcalde Marco González, que denunció un ataque de homofobia contra él y su corporación. Yo creo que no fue un ataque de homofobia propiamente sino una traición pura y dura. Cuando en aquella comida, celebrada en Los Realejos, Coalición Canaria le ofreció a Marco un pacto nuevo para el Puerto de la Cruz debió aceptarlo, porque Coalición ya sabía que Asamblea Ciudadana Portuense le preparaba al edil una encerrona. Marco se fio de David Hernández, quien legítimamente puede cambiar de ideología en pocos días, porque pensar siempre lo mismo es también insistir en el fracaso. Se produjeron algunos gritos, hubo ondear de banderas e intervenciones municipales varias, pero la moción salió adelante y ahora el alcalde es Leopoldo Afonso. Está claro que hay dos partidos en el Puerto, PP y PSOE, y otros minoritarios que hacen de árbitros. Y a veces los árbitros pitan mal, como en el fútbol. Así que pasó lo que pasó. Y la verdad es que no ha ocurrido nada más, así que mejor cerramos esto por hoy y esperamos al fin de semana, a ver si alguien comete otra barrabasada en una piscina pública o en cualquier otro lugar.