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La Casa Blanca fue escenario este lunes de una intensa jornada diplomática en la que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, mostraron una complicidad inédita mientras exploraban fórmulas para un acuerdo de paz con Rusia. La cita, que reunió también a varios líderes europeos, dejó imágenes de cercanía entre ambos mandatarios y momentos de tensión que reflejan la complejidad del conflicto.
Un cambio de tono entre Trump y Zelenski
La llegada de Zelenski a la Casa Blanca marcó el inicio de una reunión bilateral que, según el propio presidente ucraniano, fue la “mejor conversación” mantenida con Trump hasta la fecha. El mandatario estadounidense, que en febrero protagonizó un encuentro áspero con su par de Kiev, alabó incluso el atuendo de Zelenski y destacó su voluntad de alcanzar una “paz justa y duradera”.
En público, ambos se mostraron relajados, compartiendo bromas y declaraciones de optimismo. “Lo amamos”, dijo Trump sobre el pueblo ucraniano, al tiempo que Zelenski agradeció los esfuerzos de su anfitrión y recalcó que “todos queremos que acabe la guerra y parar a Rusia”.
Propuestas polémicas: concesiones territoriales y garantías de seguridad
La reunión avanzó con discusiones sensibles. Trump puso sobre la mesa un pacto que incluiría la aceptación de la soberanía rusa en Crimea y Donbás, a cambio de ofrecer a Kiev sólidas garantías de seguridad. En paralelo, el presidente estadounidense insinuó que no descartaría un eventual despliegue de tropas en Ucrania, una posibilidad que generó preocupación tanto en Washington como en Europa.
Por su parte, Zelenski pidió “una garantía fuerte” que impida futuras agresiones, mientras líderes europeos como Emmanuel Macron y Keir Starmer defendieron que la paz debe contemplar la seguridad de todo el continente. Macron propuso una cumbre “a cuatro bandas” (Ucrania, Rusia, EE.UU. y la Unión Europea), ampliando el formato trilateral que Trump quiere impulsar con Putin.
Una llamada a Putin en medio de la cumbre
Uno de los episodios más llamativos del día fue la interrupción de la cumbre por parte de Trump para telefonear a Vladímir Putin, según confirmaron medios alemanes y posteriormente la Casa Blanca. El gesto alimentó las sospechas de que el presidente estadounidense busca erigirse en mediador directo con el Kremlin, aun a riesgo de incomodar a sus socios europeos.
Trump aseguró que espera un anuncio “en una o dos semanas” y pronosticó la liberación inminente de más de mil prisioneros ucranianos en manos de Rusia, un movimiento que atribuyó a las conversaciones con Moscú.
Micrófonos abiertos y tensiones diplomáticas
El clima de la cumbre estuvo marcado también por episodios de tensión. Un micrófono abierto dejó oír a Trump decirle a Emmanuel Macron que Zelenski “quiere llegar a un acuerdo por mí”, frase que ha desatado debate sobre el grado de dependencia del líder ucraniano respecto al estadounidense.
En paralelo, Ursula von der Leyen subrayó la necesidad de “garantías de seguridad” y el canciller alemán Olaf Scholz recalcó que todos desean un alto el fuego, aunque advirtió que “lo más complicado serán los próximos pasos”.
Rusia rechaza despliegues de la OTAN
Desde Moscú, la portavoz del Ministerio de Exteriores, Maria Zajárova, rechazó de forma categórica cualquier escenario que contemple la llegada de tropas de países de la OTAN a Ucrania, calificando la idea de “provocadora” y advirtiendo de una “escalada incontrolada con consecuencias impredecibles”.
Un futuro abierto
El día concluyó con mensajes cruzados: Trump prometió que “la paz llegará y será duradera”, Zelenski reiteró que “necesitamos garantías fuertes”, y Europa insistió en que su voz debe estar en la mesa de negociación.
En las próximas semanas podrían definirse los contornos de una cumbre trilateral entre Trump, Zelenski y Putin, o quizás de un formato ampliado a la Unión Europea, que marcaría un punto de inflexión en el futuro de la guerra y en la arquitectura de seguridad europea.