Bonita foto que me envían de la piscina Infinity, en el hotel Meloneras, en el sur de Gran Canaria, que este fin de semana rindió un tributo nocturno a la banda U-2 de Bono y compañía. La piscina es una gozada y el tributo permitió a los huéspedes del hotel darse un chapuzón por la noche. Por cierto que el hotel estaba lleno a rebosar. Se me van muriendo los amigos. Acaba de fallecer en Córdoba mi gran amigo Alfonso del Castillo, cirujano, formado en el Hospital Reina Sofía, en el equipo del profesor Carlos Pera. Alfonso era un gran médico, un tipo vitalista y una gran persona. Con su esposa, Conchita, y con sus hijos, he hablado en estos días tristes para todos. No sé si irme de vacaciones en mi cumpleaños –el día 16— o quedarme aquí. El 16 de agosto se debate y se vota la moción de censura contra el alcalde portuense, Marco González; parece que la cosa no tiene marcha atrás, aunque tratándose de CC, nunca se sabe. Puede darle la vuelta a última hora. Las posturas entre David Hernández, de la Asamblea Portuense, uno de los firmantes de la moción, y el alcalde no ceden. Y eso que los dos son de izquierdas.
La izquierda se resquebraja en el Puerto de la Cruz. Me han enviado una viñeta de Caperucita Roja, el Lobo Feroz y La Guardia Civil que es antológica. La reproduzco en esta sección. Dicen que la verdadera historia es que Caperucita, que no era tan niña, se acostó –desde luego voluntariamente– con el Lobo y se convirtió en la señora de Feroz. Lo dice un amigo mío, muy ocurrente. Fui a comer el domingo a La Sidrería, en El Torreón, o por ahí, y me endilgué una botella de sidra que estaba exquisita. Fresquita, como para el verano. Se come muy bien en La Sidrería desde hace muchos años, yo soy un cliente fijo. Si tienen un problema con Vodafone, mejor que no pongan una reclamación. Se morirán de viejos y no van a resolverla. Ya les conté que puse una reclamación el día 22 de julio, me dijeron que en 72 horas lo resolvían y hoy es el día en que no han dicho ni mu. A lo mejor entendí mal y querían decir 72 años. Llamo y me torean diestros sudamericanos. Una maravilla el servicio de atención al cliente. Se lo recomiendo. Ni rastro del profesor Alarcó, recluido en Lanzarote y ya sin burros, porque tenía dos y los vendió, o los regaló. Mucho entusiasmo con los burritos para después regalarlos. Me voy a quejar de maltrato animal a la diputada del común. Alarcó abrió la oficina del diputado del común en Arrecife, que tenía diez centímetros de polvo, según me cuentan. No pasa nada en agosto, a ver si con el cambio en el Puerto alguien le mete mano al aparcamiento de la Plaza de Europa, que está cerrado y en ruinas y en la ciudad no hay dónde aparcar, aunque yo tengo un truco, que no pienso revelar. Por cierto, ¿qué pasa con la obra de ampliación del Jardín Botánico? Me voy a informar y les cuento la historia de una vergüenza que sonrojaría al político de conciencia más laxa. Esa obra lleva parada algo así como un cuarto de siglo y nadie dice nada. Es una desidia todavía mayor que la del cuartel de San Carlos o que la casa de Patricio y Nicolás Estévanez, que el Cabildo compró, se restauró y se volvió a caer del abandono atroz. Podrían habérsela cedido a la Asociación de la Prensa, que fue fundada por don Patricio hace bastante más de cien años. Estaría mejor cuidada. Cuando pongan en marcha el nuevo edificio del Jardín Botánico no servirá para nada, se caerá a pedazos y ha costado una millonada. Los políticos de Tenerife no tienen vergüenza, con sus honrosas y escasas excepciones.