- Publicidad -
Cajasiete
sábado, 19 julio,2025

Todo se pega

A Hansi Flick, el entrenador del Barcelona, se le está pegando el victimismo catalán. Y ha insinuado que Bellingham insultó a un tal Munuera, el árbitro que lo sacó del campo de El Sadar, el otro día. El Real Madrid, como pasa siempre con las cosas grandes, despierta envidias. Tiene muchos enemigos porque es el Club más grande de la historia. Y no lo digo yo, lo dijo, referido al siglo XX, o sea a su historia, la propia FIFA, que distinguió al Real Madrid como el mejor Club del siglo XX. Nadie puede decir que otro club es el mejor del mundo, porque la distinción la tiene en sus vitrinas el Madrid. Tendrán que esperar a que termine el siglo XXI para intentar quitarle el título a la entidad deportiva fundada, entre otros, por don Santiago Bernabéu, que murió con un millón de pesetas en su cuenta bancaria. O sea, nada, seis mil euros de ahora. El victimismo catalán, que se traslada al fútbol después de haber comprado a Negreira, que era el subjefe de los árbitros, para que le echara una mano al Barça, se extiende no sólo por los campos, cuando pierde, sino por todos los niveles de la vida diaria. No digamos en la política, que siempre están pidiendo y siempre están chantajeando. A Cataluña no la levantaron los catalanes sino los emigrantes andaluces y extremeños, mientras los payeses ricos se amodorraban en sus casas o bailaban sardanas. Y se inventaron un nombre pare ellos: charnegos, un nombre que no era desde luego respetuoso sino todo lo contrario. Y el victimismo les ha salido bien. Entran y salen de España a conveniencia y viven de la generosidad de los gobiernos nacionales corruptos y del esfuerzo de todos los demás españoles. Franco, como en tantas cosas, se equivocó, y los persiguió lingüísticamente, lo cual supuso que el victimismo lo heredaran las siguientes generaciones, en vez de dejarles hablar su dialecto y empeñarse en que disimularan su acento. El euskera, por ejemplo, desapareció, se extinguió porque nadie lo hablaba, y más tarde se inventaron su versión de hoy, que es un sucedáneo que se aprende en las ikastolas y ahora en todos los colegios. A mí me parece bien. Me parece mal que se haya perdido el guanche, que era tan primitivo y sencillote que alguien debería ponerse a rescatar las cuatro palabras que pudieron sacar de los pliegues de la historia don Juan Álvarez Delgado, Antonio Cubillo y todos los entusiastas de su legado, antes de que nuestros antepasados fueran exterminados por los animales que se trajo consigo el de Lugo. ¿Se imaginan  estar nosotros hablando guanche? Sería una pasada.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -spot_img
spot_img

LECTOR AL HABLA