Parece una plaga, una epidemia y a lo mejor lo es: en estos días todo el mundo tiene catarro en la isla. Ves a los indocumentados de la tele canaria con catarro cuando salen en pantalla. El otro día se equivocaron y proyectaron el documental sobre José González Rivero, el cineasta cubano que dirigió “El ladrón de los guantes blancos” en los años 20, sin la música y los sonidos propios, se olvidaron de algunas de las bandas de la cinta. Esto demuestra una improvisación sin límites. Pero yo lo achaco al catarro de los de continuidad o de quien sea, porque cuando uno tiene catarro las ideas se le van al carajo, empieza gotear de manera impune la nariz, lo deja uno todo encharcado y hace extraños esfuerzos y equilibrios con los esfínteres cuando estornuda, tose y mueve el intestino y así todo se deforma. Un catarro es una desgracia y un catarro de muchos, como es el caso, una desgracia insular. Yo me he vacunado de todo: de la gripe, de la neumonía, del covid y del herpes zoster y aun así he cogido un catarro de esos incómodos, que no te deja dormir y que te obliga a acostarte con la cabeza en el aire, para evitar la congestión. Y es un coñazo. Llamo a los amigos y están acatarrados, desde la suegra a la niña. Llamo a mis hijas y sufren un catarrazo. ¿Pero qué está pasando aquí? Y Pedro Sánchez no coge ni un resfriado el tío, debe estar hecho de goma, como Paloma. En fin, que tampoco le deseo mal a nadie, pero España entera es un enorme catarro, se agotan los medicamentos en las farmacias y ya no te hacen el efecto de cuando eras niño, no por los medicamentos propiamente dichos, sino porque estás acabadito, como diría el insigne filósofo Domingo de Laguna, que en gloria esté. En fin, que yo les recomendaría lo que me decía a mí mi abuela: “Niño, no cojas frío”. Las viejas sabían mucho, se da cuenta uno ahora, que es viejo, pero que no tiene cuidado con las corrientes. Lo mejor, cuando empieza a picarle a uno la garganta, es largarse media docena de paracetamoles preventivos y así te revientas el hígado pero no te entra un catarro, que es el peor enemigo de la persona humana. De la divina no sé. Habrá que preguntárselo al papa León.
sábado, 19 julio,2025