Sánchez, con tal de seguir donde está, ha premiado a la Cataluña de Junts con beneficios extraordinarios para que las exportaciones catalanas resistan los aranceles de Trump. Destinará para ello el 25% de 14.000 millones de euros dedicados a combatir las medidas del loco americano. Es la gota que colma el vaso de la desigualdad del reparto entre los españoles, que aún así seguirán votando a Sánchez. Da igual que el país proteste, Sánchez lo hará. Con tal de seguir ahí, lo volverá a hacer. Es un dictadorzuelo de aldea, que maneja a su antojo las cuentas del Estado, sin siquiera haber aprobado las Cortes los presupuestos durante dos años seguidos, presupuestos que Sánchez ni siquiera ha presentado. Esto es una auténtica vergüenza, pero yo siento que Sánchez me va a vencer y que no habrá ningún tribunal que le recrimine sus desmanes, porque me da que hasta los tribunales (menos el mayoritariamente sanchista Constitucional), y por supuesto la oposición, están igualmente agotados. Este hombre lleva camino de convertir a España en una dictadura, si no lo es ya. Lo ha colonizado todo, lo ha prostituido todo, ha dividido al país en mil pedazos, pero él sigue ahí. Premia a quien salva su Gobierno, pero el resto de los aliados –que no son Junts— tampoco se atreve a defender los intereses de las otras comunidades españolas afectadas. Sánchez no tiene vergüenza, no conoce lo que significa este concepto. Sólo quiere seguir ahí y ha tejido una madeja tan espesa que yo, tras las elecciones de 2027, lo sigo viendo en La Moncloa, entre otras cosas porque la oposición ni se une, ni se arriesga, ni funciona, ni tiene a su disposición un líder carismático. La derecha, el centro-derecha español, ha muerto. El PSOE también porque lo que tiene Pedro Sánchez no es al PSOE sino a una serie de desalmados a sus órdenes, a miles de asesores que pagamos todos, a un tribunal colonizado, a unas instituciones usurpadas al Estado. Esto es un desastre. Se carga España pero los españoles no nos estamos enterando. O no queremos enterarnos. Y sólo estamos pendientes de si colocan o no una placa sobre la memoria histórica en la Casa de Correos de la Puerta del Sol, desde donde gobierna Ayuso. Vivimos de placas. Nos comeremos las placas y la Cruz de los Caídos cuando tengamos hambre. Y Sánchez tan campante, porque los golfos no tienen vergüenza.
sábado, 17 mayo,2025
