El Parque Nacional de Timanfaya, en Lanzarote, ha dado un paso innovador hacia la sostenibilidad con la implementación de prototipos que convierten el calor volcánico en electricidad, marcando un hito en el uso de recursos geotérmicos en el archipiélago canario. Estos generadores, diseñados por la Universidad Pública de Navarra, aprovechan el aire caliente que emerge de las rocas volcánicas sin causar impacto ambiental en esta área protegida, conocida por sus impresionantes paisajes y su actividad geotérmica.
Los prototipos, que comenzaron a operar recientemente, utilizan el calor residual del volcán para generar energía limpia mediante un sistema que captura el aire caliente que se eleva desde las profundidades de las «Montañas del Fuego». Este aire, con temperaturas que pueden superar los 100°C en algunos puntos, pasa a través de intercambiadores de calor que alimentan turbinas de baja potencia, produciendo electricidad suficiente para alimentar instalaciones del parque, como centros de visitantes y sistemas de iluminación. Según expertos, el diseño asegura que no se realicen perforaciones ni se altere el delicado ecosistema del parque, una de las joyas naturales de las Islas Canarias.
La iniciativa, parte del proyecto de investigación y desarrollo sostenible «Canarias Geo Innovation 2030», ha sido elogiada por las autoridades locales y ambientales. El presidente del Cabildo de Lanzarote, Oswaldo Betancort, destacó que «Timanfaya no solo es un símbolo de la resiliencia natural, sino ahora también un ejemplo de cómo la innovación puede coexistir con la conservación». Los generadores, que funcionan sin emisiones de gases de efecto invernadero, representan un avance en la búsqueda de energías renovables en regiones volcánicamente activas, donde el calor geotérmico es abundante pero su explotación ha sido históricamente limitada por preocupaciones ambientales.
El Parque Nacional de Timanfaya, creado tras las erupciones que entre 1730 y 1736 transformaron gran parte de la isla, sigue siendo un área de alta actividad geotérmica. Durante las demostraciones geotérmicas, como las que se realizan en el restaurante El Diablo, donde los alimentos se cocinan directamente con el calor volcánico, los visitantes pueden observar la intensidad del calor que emana del subsuelo. Ahora, este mismo calor se está canalizando para generar electricidad, un proceso que los científicos describen como «revolucionario» por su mínima intervención en el entorno.
Aunque los prototipos aún están en fase experimental, los resultados preliminares son prometedores. Según los investigadores, la tecnología podría escalarse en el futuro para abastecer a comunidades cercanas, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles en Lanzarote, donde más del 40% de la energía actual proviene de fuentes no renovables. Sin embargo, las autoridades han enfatizado que cualquier expansión se realizará con estrictas evaluaciones para evitar impactos en la fauna, la flora y los paisajes que atraen a miles de turistas cada año.
La iniciativa también ha generado interés internacional, con expertos en energía geotérmica de Islandia y Japón expresando su interés en colaborar. Mientras tanto, los residentes de Lanzarote ven en este proyecto una oportunidad para combinar su rica herencia volcánica con un futuro más verde. «Es emocionante ver cómo el fuego que moldeó nuestra isla ahora puede iluminar nuestros hogares», comentó una guía turística local durante una visita reciente al parque.
Con este avance, Timanfaya no solo reafirma su estatus como un laboratorio natural de la geología, sino que también se posiciona como pionero en la transición energética, demostrando que el calor volcánico puede ser una fuente de energía limpia y sostenible sin comprometer la integridad de uno de los paisajes más espectaculares del mundo.