Llevan ya varios días hablando de la manifestación que tendrá lugar el próximo 6 de julio de 2024, una manifestación sobre la “invasión migratoria”, que además se pregunta (en su cartel) “¿aplatanados los canarios?”. Ya hubo, el 13 de marzo de 2021, una manifestación frente a la sede del Gobierno regional en ese momento en la capital Gran Canaria, cuyo eslogan fue “contra la inmigración ilegal”. De ahí que ciertamente el cartel diga claramente “de solidarios a engañados”.
Hemos pasado en algo más de tres años de inmigración ilegal a invasión migratoria; y este es un hecho que nadie puede decir que no sea cierto. Es evidente que ya no es noticia que llegue una patera, es noticia que no llegue una patera. Ello no hace sino corroborar que la situación, lejos de mejorar, ha empeorado con creces; aunque el ministro Marlaska nos dé aliento cuando nos ofrece datos diciéndonos que se han impedido la entrada de un 40 %. Suerte la que hemos tenido, sin duda.
Vivimos con estupor e incredulidad cómo llegan pateras a las islas, llenas de personas que recorren millas en una pequeña embarcación “enclenque”. En su mayoría (por no poder decir “todos” porque quedaría mal) son hombres jóvenes, fuertes y atléticos, que portan buena vestimenta y móviles última generación para avisar a sus familiares cuando llegan a tierra.
Seguimos aún con más indignación cuando ya es imposible tapar las mafias que hay detrás de estos negocios, el tráfico de vidas humanas, las narco lanchas… cuando se sabe que detrás de estos grandes movimientos hay mucho dinero y que si escarbamos llegamos siempre a los mismos corruptos.
Hay sentimientos contradictorios entre la solidaridad y el saber que esto que está ocurriendo va más allá de movimientos de personas con necesidades; y cuando sabemos, vemos y comprobamos a diario que las culturas son muy distintas, que la vida empieza a experimentar demasiados cambios porque la convivencia no es pacifica cuando no se viene a integrarse, sino a integrar.
Le invito a leer este artículo en el que se deja bien claro que la bolsa de nuestro vecino la controla la familia real alauita, y quienes invierten en ella no son mafias ocultas, sino entidades bancarias donde usted y yo podemos guardar nuestro dinero, aunque no decidir qué hacer con sus beneficios. Si alguien está forzando la salida de un pueblo hambriento no son otros que los oligarcas y dictadores que de acuerdo con los lobbies financieros occidentales exprimen al continente y a quien vive en él.
https://www.20minutos.es/lainformacion/mercados-y-bolsa/asi-es-ibex-marroqui-familia-real-mohamed-vi-es-su-mayor-accionista-5296432/
Un poco de empatía no le vendría mal
Articulo muy interesante, porque tiene usted razon: las mafias ocultas no están tan ocultas.