Sánchez mandó a Waterloo a Santos Cerdán, su número tres –me gustaría saber quién es el número dos–, a engañar a Puigdemont para que le deje aprobar algo en el Congreso. Sanchón está más acorralado que nunca y el precio que tendrá que pagar por volver a conquistar a Puigdemont será muy alto. ¿Lo va a conseguir? Junts representa la burguesía catalana de derechas, independentista pero de derechas, que mata por un euro. Y Sánchez ha enviado al trilero de Santos Cerdán (aunque menos trilero que el propio Sánchez) a Waterloo para pedir a Puigdemont que afloje porque su amnistía está segura, que no lo está, porque si algo nos queda en España son los magistrados del Tribunal Supremo, descontada por sectaria la mayoría de iletrados del Tribunal Constitucional. De momento, Puigdemont se mantiene en la tesitura de gobernar España desde Waterloo, es decir, de no darle sus diputados y sus votos a Sánchez, lo que lo deja en minoría en el Congreso. Y aunque Pedrolo tenga el colchón de los fondos europeos de su amorcito Von der Leyen, le va a ser difícil el reparto. Eso sí, sostendrá algunos medios de cabecera como “El País” y “Público”, pero “El País” está tirando 10.000 ejemplares y a Público no lo lee casi nadie; no serán suficientes. En “El País” mandan las cuatro feministas sectarias y en “Público” un comunista de conveniencia, como Escolar, en el que escribe el sinvergüenza madurista de Monedero. O sea, que con eso lo digo todo. Todos ellos vivirán durante lo que quede la legislatura, con los fondos europeos repartidos por Sánchez, amablemente respaldado en Europa por su amada Von der Leyen. Pero en España, el lado más débil de Sánchez, su amada Begoña, está cogida, atrapada por la justicia, y por mucho que Sánchez arremeta contra el honesto juez Peinado, cuando el rodillo judicial se pone en marcha no se vuelve a parar nunca. Y Begoña ha metido la pata. Y su maridito tendrá que acarrear con las consecuencias. Dice Jesús Cacho que el carácter de Pedro Sánchez se ha vuelto imposible: mal encarado, con altibajos en su personalidad, inquieto, insoportable, vociferante. Y que no duerme. El único que lo aguanta es el sochantre Bolaños, que tiene cara de sacristán de una parroquia de las afueras. Sánchez podría acabar en una clínica si sigue con esos aspavientos, porque lo que tiene es una depresión de caballo, al ver que ya no es nadie en el Congreso (al que apenas acude) y que Puchi y los vascos y la canaria, en distintos momentos, se le han revirado. A ver por dónde sale ahora la cosa, pero lo tiene crudo el yerno del de las saunas gays, que en paz descanse. Esperamos cualquier cosa de una Fiscalía General cuyo titular, el señor García Ortiz, está siendo investigado por el Tribunal Supremo por un presunto delito de revelación de secretos. Y, naturalmente, quizá por intermediación de Zapatero (al que ya ni se le ve), este país se va pareciendo cada vez más a Venezuela, que en paz descanse también.
viernes, octubre 11, 2024