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miércoles, 25 junio,2025

Sánchez y el demonio de Tasmania

Dicen que Sánchez se lleva al demonio de Tasmania, o sea a Zapatero, en su viaje de una semana a China, en donde no van a arreglar nada para España sino a darse un garbeo en el avión grande del Ala 45 y a tratar asuntillos particulares. A la vista de que Trump detesta a la banda, se van a abrazar a Xi Jinpin, a ver si encuentran refugio en el chino, a cambio quizá del telurio en las aguas próximas a Canarias, quién sabe. De Sánchez se puede esperar cualquier cosa y de España también, porque en España la única corrupción que existe es la de la derecha, la de la izquierda ya tiene al Tribunal Constitucional para convertirla en cenizas. Tampoco sé si Sánchez, en ese viaje a China para asuntos particulares –disfrazado de encuentro de Estado—, se llevará a Napoleonchu, que está en baja como ministro de Exteriores, o lo dejará abanando como un bobalicón en la pista de Torrejón de Ardoz. Ahora el ministro de Exteriores de Sánchez es Zapatero, que tiene cara de bobo pero que ha demostrado ser más listo que una tea. El demonio de Tasmania acompañará a su presidente y quién sabe si después de 2027, año tras el que Sánchez seguirá siendo presidente si el PP y Vox continúan con su errática andadura, no va a ser nombrado ministro de Exteriores, para, al final de su vida política, codearse en riqueza con Elon Musk, que es el ministro principal de Trump en la sombra. Es que el mundo está al revés, lo derecho se ha torcido y lo torcido se ha enderechado, como diría, sin cortarse un pelo, el puto mago. Sánchez se ha enfrentado a Israel, pero se une a China, cuna de los derechos humanos. Se aparta de los Estados Unidos, como si, para Trump, Sánchez significara algo más que una aceituna de Jaén. Y de Europa ya quiere saber poco, porque en Europa lo tienen calado y el enamoramiento de Úrsula Von der Leyen no durará siempre: sólo hasta que Úrsula, que es idiota, se dé cuenta de que Sánchez también lo es. Ya lo dije una vez: como los amantes (en este caso parece que sólo platónicos) de Teruel, tonto ella y tonto él. Pero en España la gente vota mal, porque no se informa, no lee, es de izquierdas porque los españoles tienen boca de pobre –no me incluyo, por supuesto— y porque la derecha está siempre adormilada, yerta, defendiendo su terrenito, pero sin unirse para el combate político. Ahora los ricos son las izquierdas, porque se lo han mamado todo, sin ruido. La que hace ruido mamando es la derechona. Yo no lo voy a arreglar, sólo me desahogo escribiéndolo, pero sin esperar resultado alguno, lamentablemente.

Andrés Chaves
Andrés Chaves
Periodista por la EOP de la Universidad de La Laguna, licenciado y doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, ex presidente de la Asociación de la Prensa de Santa Cruz de Tenerife, ex vicepresidente de la FAPE, fundador de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna y su primer profesor y profesor honorífico de la Complutense. Es miembro del Instituto de Estudios Canarios y de la National Geographic Society.

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