La secretaria de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, fue víctima de un robo la noche del domingo mientras cenaba con su familia en el restaurante Capitol Burger, en el centro de Washington D.C. Según fuentes policiales y un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, un hombre no identificado sustrajo su bolso, que contenía 3.000 dólares en efectivo, cheques en blanco, su pasaporte, licencia de conducir, credencial de acceso al Departamento de Seguridad Nacional, medicamentos, llaves de su apartamento y artículos personales como maquillaje.
El incidente ocurrió mientras Noem, quien asumió el cargo en enero de 2025 bajo la administración de Donald Trump, tenía el bolso bajo su asiento, apoyado contra su pie. Cámaras de seguridad del restaurante captaron a un hombre blanco con mascarilla médica tomando el bolso y abandonando el local rápidamente, según informó el Servicio Secreto, encargado de su protección. A pesar de la presencia de su equipo de seguridad en el establecimiento, el ladrón logró escapar, y hasta el momento no ha sido detenido.
Un portavoz del Departamento de Seguridad Nacional explicó que Noem llevaba esa cantidad de efectivo porque “toda su familia estaba en la ciudad, incluidos sus hijos y nietos”, y los 3.000 dólares eran para cubrir gastos de Pascua, como cenas, regalos y actividades familiares. Sin embargo, el robo de objetos sensibles como su credencial del Departamento de Seguridad Nacional y cheques en blanco ha generado preocupación sobre posibles riesgos de seguridad, aunque el Servicio Secreto está rastreando cualquier uso de los instrumentos financieros robados.
Noem comentó brevemente el incidente durante el evento Easter Egg Roll en la Casa Blanca el lunes, donde leyó un cuento a niños. Afirmó que el caso “aún no está resuelto” y que no ha hablado directamente con el Servicio Secreto, aunque está al tanto de la investigación.
El robo pone en entredicho la seguridad personal de una figura clave del gobierno de Trump, responsable de la seguridad fronteriza, inmigración y ciberseguridad, con 260.000 empleados bajo su mando. Mientras las autoridades continúan la investigación, el incidente subraya los retos de proteger incluso a los funcionarios de más alto rango en la capital estadounidense, dejando preguntas abiertas sobre cómo un delito de este tipo pudo ocurrir bajo la vigilancia del Servicio Secreto.
