El presidente ruso, Vladimir Putin, anunció el lunes un alto el fuego unilateral de tres días en el conflicto con Ucrania, que se extenderá desde la medianoche del 8 de mayo hasta la medianoche del 11 de mayo. La decisión, según el Kremlin, se basa en «consideraciones humanitarias» y coincide con las celebraciones del Día de la Victoria, que conmemora el 80.º aniversario de la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, Ucrania ha recibido el anuncio con escepticismo, exigiendo una tregua más larga y permanente para avanzar hacia una paz real.
El Kremlin indicó que «todas las acciones militares» serán suspendidas durante este período y llamó a Ucrania a seguir el ejemplo, advirtiendo que cualquier violación por parte ucraniana recibirá una «respuesta adecuada y efectiva» de las fuerzas rusas. Este anuncio se produce en medio de una creciente presión de la administración de Donald Trump, quien ha instado a ambas partes a alcanzar un acuerdo para poner fin a la guerra que lleva más de tres años, desde la invasión rusa a gran escala en febrero de 2022. El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, señaló el domingo que esta semana sería «crucial» para determinar si Washington continuará con sus esfuerzos de mediación.
Ucrania, por su parte, ha rechazado la propuesta de Putin como insuficiente. El ministro de Exteriores ucraniano, Andrii Sybiha, cuestionó la demora hasta el 8 de mayo, afirmando: «¿Por qué esperar? Si Rusia realmente quiere la paz, debe cesar el fuego de inmediato». Sybiha reiteró la disposición de Ucrania a apoyar un alto el fuego «duradero y completo» de al menos 30 días, en línea con una propuesta estadounidense que Kyiv ya aceptó, pero que Moscú ha rechazado hasta ahora. El presidente Volodymyr Zelenskyy calificó la tregua de tres días como un «intento de manipulación», sugiriendo que Putin busca garantizar un escenario tranquilo para su desfile del Día de la Victoria en Moscú, mientras Rusia sigue sin comprometerse con un cese al fuego permanente.
Este no es el primer intento de tregua en el conflicto. Hace poco más de una semana, el Kremlin proclamó un alto el fuego de 30 horas durante la Pascua ortodoxa, que Ucrania aceptó con cautela. Sin embargo, ambas partes se acusaron mutuamente de violarlo: Ucrania reportó más de 2900 ataques rusos a lo largo de las líneas del frente, mientras que Moscú señaló infracciones por parte de Kyiv. Desde entonces, al menos 62 civiles han muerto y 290 han resultado heridos en Ucrania debido a ataques rusos. Un oficial de alto rango del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) en la región de Zaporizhzhia afirmó que el cese al fuego de Pascua «demostró que eran solo declaraciones públicas sin efecto práctico».
El anuncio de Putin también ha sido interpretado como un movimiento estratégico. El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) advirtió que las fuerzas rusas podrían usar esta pausa para realizar actividades de reconocimiento y prepararse para futuros asaltos, como hicieron durante la tregua de Pascua. Mientras tanto, la Casa Blanca, a través del portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Brian Hughes, expresó que, aunque el presidente Trump «da la bienvenida a la disposición de Putin para pausar el conflicto», insiste en la necesidad de un alto el fuego permanente para resolver el conflicto de manera pacífica.
El contexto de este anuncio es complejo. Rusia controla actualmente alrededor del 20% del territorio ucraniano, incluyendo Crimea, anexionada en 2014, y partes de las regiones de Donetsk, Luhansk, Kherson y Zaporizhzhia. Ucrania, por su parte, mantiene su postura de no reconocer legalmente ningún territorio ocupado y ha rechazado las demandas rusas de desmilitarización y veto a su ingreso en la OTAN. Mientras las negociaciones de paz siguen estancadas, el conflicto continúa dejando un saldo devastador de víctimas y desplazados, y la comunidad internacional permanece atenta a los próximos pasos en esta guerra que ha redefinido el orden geopolítico.