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En ese país donde los sobres con dinero parecen tener más movilidad que el AVE, el magistrado Leopoldo Puente, del Tribunal Supremo, ha citado a declarar el próximo 29 de octubre al exgerente del PSOE, Mariano Moreno Pavón, y a una trabajadora de la Secretaría de Organización. La cita no es para tomar café, sino para aclarar presuntos pagos en efectivo a José Luis Ábalos Meco y Koldo García Izaguirre.
La investigación, enmarcada en el ya célebre “Caso Koldo”, apunta a movimientos de dinero en metálico que no han dejado rastro en la contabilidad oficial. Según un informe de la UCO del 8 de octubre, hay “comunicaciones relativas a posibles pagos en metálico” procedentes del partido hacia ambos investigados. Eso sí: ni fechas ni importes exactos figuran en la documentación. Una especie de contabilidad ninja.
En algunos casos, las comunicaciones coinciden con liquidaciones de gastos del PSOE, pero en otros simplemente no hay huella: ni factura, ni recibo, ni poso de café. El juez considera que escuchar a los testigos es clave para esclarecer si esos supuestos pagos fueron reales o si todo fue un “malentendido contable de escasa importancia económica”.
Mientras tanto, Ábalos y Koldo han optado por la estrategia más antigua del manual de supervivencia política: el silencio. Ambos se negaron a declarar amparándose en su derecho constitucional. Traducido al lenguaje común: “mejor callar que complicarse”.
La justicia, que a veces llega tarde pero llega, quiere saber si estos sobres eran metáforas… o metálico. Y si el PSOE tiene un problema de contabilidad creativa o simplemente una afición desmedida por el efectivo.
