Puerto de la Cruz parece ver por fin la luz al final del túnel. Tras casi un año de clausura por vertidos fecales, Playa Jardín podría reabrirse al baño «en los próximos días». Así lo aseguran las autoridades, que ahora celebran como un éxito la finalización de unas obras que, paradójicamente, ponen en evidencia la lentitud institucional y la fragilidad de la infraestructura pública en el municipio. Es posible que la próxima semana se autorice su apertura.
El cierre de esta playa emblemática comenzó en julio de 2024, arrastrando consigo el turismo local, el comercio de Punta Brava y el ánimo de los vecinos. Durante meses, los análisis evidenciaban niveles insalubres de contaminación, sin que se ofrecieran soluciones inmediatas. Las declaraciones cruzadas entre el Ayuntamiento, el Cabildo y el Gobierno de Canarias convirtieron la gestión de la crisis en una batalla política más que en una respuesta eficaz.
Ahora, con una inversión superior a los dos millones de euros, se ha completado la mejora de la depuradora comarcal de La Orotava, que incluye un tratamiento terciario del agua. Esta infraestructura permitirá no solo reducir los vertidos al mar, sino también reutilizar el agua regenerada en la agricultura del norte de la isla. Sin embargo, ¿por qué ha tardado tanto en implementarse una solución tan crucial? ¿No era posible haber previsto esta situación antes de que la playa se convirtiera en una zona prohibida para el baño durante más de 300 días?
Las autoridades locales se esfuerzan por resaltar ahora la coordinación entre instituciones y los avances técnicos logrados, mencionando los 20 análisis consecutivos con parámetros legales como prueba de éxito. Pero el relato triunfalista contrasta con el silencio institucional durante los primeros meses de crisis y con el daño económico aún palpable en la zona.
Desde el Cabildo se insiste en que esta actuación también responde a la emergencia hídrica de la isla. Se han instalado sistemas de ultrafiltración y ósmosis inversa de última generación para transportar el agua a la balsa de Cruz Santa. No obstante, algunos expertos recuerdan que el problema de los vertidos urbanos lleva años señalándose, sin que se hayan adoptado medidas preventivas hasta que la contaminación alcanzó niveles imposibles de ignorar.
La exposición pública de nuevas fases de mejora para la EDAR y la futura depuradora de Punta Brava suenan bien, pero llegan tarde. Mientras se colocan las últimas piedras de esta obra de ingeniería, en Punta Brava aún resuenan las quejas de quienes vieron cómo su economía se derrumbaba sin una respuesta clara. La reapertura de Playa Jardín es una buena noticia, sí. Pero también es un recordatorio de todo lo que pudo haberse hecho antes.