
Informan los digitales que el tal Ábalos, ministro y mano derecha que fue de Sánchez en el Gobierno y en el PSOE (fue número dos, secretario de Organización, nada más y nada menos) no sólo había puesto a su nombre un inmueble en Perú, presuntamente comprado con dinero de la cooperación internacional, o sea, nuestro, sino que también adquirió un chalé de 2,1 millones de euros en una urbanización de lujo de una ciudad colombiana (cuenta “El Debate”) y que tenía tres o cuatro viviendas más en España, alguna en forma de chalet. Ábalos, además, que luce cara de sochantre de la catedral de San Juan de Letrán, daba empleo a sus amantes y amigas de diversa condición en empresas públicas, que eran colocadas a destajo en puestos en los que no pegaban ni golpe, pero cobraban a final de mes. O sea, que Ábalos es un pájaro de mucho cuidado, siempre con el siniestro Koldo al lado, un personaje parecido a Igor, el de la película “El Jovencito Frankenstein”.

Lo más curioso es que van cayendo las cartas de la baraja de la corrupción, vamos a llamarla todavía presunta: Ábalos, Koldo, Begoña, Azagra (el Hermanísimo), pero nadie apunta hacia arriba, como si el babieca fuera un santo y no estuviera enterado de nada, en su condición de gran babieca nacional.

Yo no me creo que este tío sea un babieca, todo lo contrario, es muy listo, así que algo sabría cuando se quitó de encima a Ábalos, de repente, y lo defenestró, tras descubrirse la “operación Delcy”, que es como una aventura de James Bond, pero en de vez de con un Volvo o un Aston Martin con un montón de maletas y un Falcon, que luego decomisó Estados Unidos en la República Dominicana, con la intervención personal de Marco Rubio, secretario de Estado. Según se dice, con lo que había dentro de esas maletas se podían comprar muchos Volvo y muchos Aston Martin. Y hasta muchos Rolls Royce. Pregunten a Zapatero, que es el principal agente de Maduro en Europa y presuntamente conoce lo que había dentro de las maletas. Bueno, esto último no lo tengo confirmado. Otro pájaro para meter en la pajarera. Pero a mí lo que me asombra es que el babieca –“Babieca” se llamaba el caballo del Cid— siempre sale indemne. El pobre no está al tanto de nada, no le informan, se tiene que enterar por los periódicos. ¿Qué hace falta para que asuma sus responsabilidades? Vean el video que acabamos de incorporar a la sección correspondiente, al final de esta página. ¿Quiénes fueron los responsables de las muertes de la pandemia, además de la propia pandemia? Quieren echarle esos muertos a Ayuso, cuando fueron ellos. No hay nada mejor que una videoteca para desenmascarar a los mentirosos. Pero el babieca siempre sale de rositas, así que tan babieca no es y a lo mejor nos lo tenemos que tragar de por vida. La gente de este país llamado España –o, por lo menos, antes se llamaba España —se pregunta qué pasa, si nadie va a alzar la voz, si todo el mundo vive resignado, si esto va a durar eternamente. Los periodistas agradecidos callan –otros no, claro–, un velo de silencio se extiende por España en el comienzo de la primavera, que la sangre no altera. Ábalos, Zapatero, la Bego, el Hermanísimo, el babieca, pero, oiga, ¿a qué altura va a llegar la mierda que les salpica? Ni Bolaños lo sabe.