
Bueno, hoy me sale una de espías. Según parece, durante el registro de una de las viviendas de Koldo García, el esbirro del ex ministro Ábalos que da nombre a un caso de corrupción, los agentes de la UCO hallaron varios pen-drives muy comprometedores para “la cabeza” y otros miembros del Gobierno, cuyo contenido naturalmente no ha sido revelado. Además, en fuentes no oficiales pero solventes, se insinúa que el Mossad, el servicio secreto exterior israelí, está colaborando con la UCO de la Guardia Civil en algunas investigaciones que afectan también a conocidos personajes de la vida pública española. Es un hecho no confirmado, aunque bastante presente en Internet. Se insinúa que hay preocupación en el entorno del ministro Marlasca, ahora sanchista convencido, antañazo juez demócrata y valiente, por el contenido de algunos pen-drives recuperados tras los registros a Koldo, imputado en el caso que lleva su nombre, pero que a lo mejor cambia de nombre pronto.

Las noticias apuntan a otras personas de una relevancia capital en la vida pública española. Es decir, que el Tribunal Supremo tiene mucha más información de lo que han publicado los medios de comunicación españoles y existe un cierto pánico entre diversas personas cuyos nombres pueden estar citados –para mal– en esos pen-drives. Pronto habrá más noticias y es evidente, por ejemplo, que en el último auto del juez Ángel Hurtado, que va a interrogar el próximo día 29 al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, como investigado, se hace un elogio manifiesto de la actuación de la UCO (Unidad contra el Crimen Organizado) de la Guardia Civil, una unidad policial que tiene justa fama de incorruptible, a pesar de las presiones que se ejercen sobre ella desde el poder.

El Congreso ya ha dado el placet para atender el suplicatorio del Tribunal Supremo y en cuanto se eleve su propuesta al pleno, Ábalos, presunto jefe de la trama Koldo, a pesar de sus esfuerzos para impedirlo, será citado a declarar como investigado ante la Sala II del alto tribunal. Posiblemente habrá un pacto de silencio entre Ábalos y su grupo y el presidente del Gobierno y sus ministros cantores, pero de nada les valdrá si Aldama se mantiene firme en su denuncia y el pacto no le alcanza a él. Mientras tanto, los ministros cantores de Sánchez aprovechan las ruedas de prensa de los Consejos de Ministros para negarlo todo y hacer de guardia de corps de su jefe, el cada vez más arrinconado Sánchez, que ha descubierto otro método para escabullirse: meter leyes en el Congreso, como la ya llamada “Ley Begoña”, para bordear peligrosamente la Constitución, dar más competencia a “sus” fiscales y salvar a su familia de su propio aquelarre.